Total look: Pyer Moss (izda.) y Public School (dcha.)
Olvídense de mirar el calendario en busca del 21 de septiembre. El otoño llega cuando entra ese primer soplo de aire fresco por la ventana y el gris sale del armario. Sí. Un color predomina por encima de cualquier outfit pero, antes de que la tristeza nos embargue por ello, conviene desempolvar alguno de los mitos que le acompañan.
Porque el gris no es ni tibio ni apagado, aburrido o sin sustancia, sino un abanico de posibilidades donde siempre encaja. Un comodín perfecto canjeable por elegancia: el estilo de un día de trabajo, la clase de una primera cita o la sobriedad de un simple paseo. No miren hacia otro lado, el gris está más vivo que nunca. ¿Empeñados en enterrarlo? Absténganse.
Total look: Ralph Lauren (izda.) y Michael Kors (dcha.)
Por cierto, no piensen que así no salimos de la zona de confort: el gris es el trampolín perfecto para el riesgo. Su dulzura agradece poder reinventarse y permitir al resto de tonalidades la capacidad para innovar juntos. Un valor seguro que nos abre el abanico. “El color es la tecla. La vista es el macillo. El alma es un piano con muchas cuerdas. El artista es quien, tocando esta o aquella tecla, hace vibrar el alma”. De acuerdo con el abstracto Kandinsky, un gris en las manos adecuadas siempre será pura música.
Total look: Emidio Tucci (izda.) y Billy Reid (dcha.)
Y claro, el negro siempre estará ahí para acompañar, pero no olviden que dependiendo de la oscuridad del gris toda la escala cromática será bien recibida. Los más atrevidos romperán con pastel y flúor, en la variedad está el gusto. ¿Dónde está el secreto? El otoño no puede vivir sin él, y nosotros tampoco… Larga vida al gris.