SÍ, SOY GAY
La autoaceptación de uno mismo como gay no siempre es fácil. Que se lo digan, por ejemplo al escritor –además de director de la revista Eñe y colaborador de Shangay, entre otros medios– Luisgé Martín (1962). No ha dudado en escribir El amor del revés, una autobiografía en la que ha volcado sus experiencias, desde la adolescencia hasta la madurez, desde la propia negación –cuando es plenamente consciente de que es homosexual– hasta la felicidad.
Un relato detallado, directo y sincero, una confesión abierta que sirve, además de para conocer mejor al autor, para saber cómo vivieron su homosexualidad muchos hombres en España décadas atrás. Hace ya años que se le ocurrió la idea de este libro. “En un momento dado pensé ‘¿para qué tengo que estar inventando cosas cuando hay un material literario en mi propia vida, con todos los disparates que he hecho y con todo lo que he sufrido y gozado?”.
Optó por no novelar sus vivencias, no sentía interés en embellecer de más lo que iba a contar. “Decidí centrarme en las cosas menos bonitas, porque eran las que contribuían a que el relato tuviera la dimensión que yo quería, para que el lector vea que es una historia real”. Y en ningún caso le dolió echar la vista atrás, asegura. “Disfruté muchísimo escribiendo, a diferencia del resto de mis libros. Como en este ya sabía lo que iba a pasar en todo momento, no tenía que hacer ese esfuerzo –para mí desagradable en ocasiones– de inventar”.
CUANDO LA MEMORIA FALLA
La primera sensación que uno tiene al leer el libro es que el autor tiene una memoria prodigiosa. Se acuerda de tantos chicos que conoció, o de los que se enamoró, de tantos episodios concretos de épocas pasadas… Pues no. “Tengo una memoria pésima”, confiesa. Y acto seguido desvela su secreto. “Tuve que tirar de cartas de mi diario, he quedado con amigos de la época para recuperar historias… y reconstruí todo lo que me interesaba”. Aunque recordaba más de lo que pensaba. “Es que, al final, tu memoria, lo gordo que has vivido, lo retiene. Cuando haces este ejercicio, lo compruebas”.
“La homofobia practicada por homosexuales es mucho más destructora que la de un neonazi”
Es fácil buscar referencias a la hora de comparar este libros con otras memorias de un autor abiertamente gay. Sin duda, las de Terenci Moix son las primeras que vienen a la mente. “Me impresionaron mucho en su momento, pero no fueron una influencia para mí. Aunque no son de autores gays, he leído en los últimos años algunos diarios (en teoría escritos para no ser publicados) que tenían ese valor de la sinceridad descarnada porque en teoría estás escribiendo para ti mismo. Tengo en la memoria dos especialmente brutos, uno de José Antonio Gabriel y Galán y otro de Laura Freixas”.
LA HOMOFOBIA DE UN GAY
Luisgé reconoce en sus memorias que él mismo ha tenido actitudes homófobas, y no ha dudado en compartirlo. “En algún momento de mi vida me di cuenta de que había estado repitiendo esas gilipolleces que siguen diciendo muchos homófobos, y no de los que van partiendo piernas por la calle. Esos que preguntan por qué tiene que haber Orgullo gay, y ese tipo de simplezas que se han explicado mil veces”. Él las pensó e incluso las verbalizó durante años. “Hablaba de mi recelo a ir a bares de ambientes y cosas así, y es algo de lo que me avergüenzo. Porque ese tipo de homofobia, practicada por homosexuales, es mucho más destructora que la que practica un neonazi”.
La religión también juega un papel importante en sus memorias, porque la jugó en su educación. “Para mi homosexualidad, el catolicismo fue letal”. Como consecuencia, se volvió, en sus propias palabras, “razonablemente anticlerical”. Lo razona con rotundidad: “El catolicismo reinante en España ha sido el causante de casi todos los males morales que nos aquejan. Empezando por todo lo relacionado con la diversidad sexual y el machismo”.
No ve, lógicamente, visos de mejora; sí por parte de la sociedad, no por parte de la institución. “Porque la Iglesia española sigue instalada en Trento. Con sus obispos diciendo las mismas barbaridades dos veces al mes, gilipolleces que a veces son de ignorantes y otras de hombres de mala fe”.
¿LA FAMILIA? BIEN, GRACIAS
Una obra confesional como esta puede no caer bien en personas muy cercanas a su autor, que quizá no saben, o no han querido saber, detalles tan íntimos de alguien cercano. Luisgé no ha tenido ningún miedo en ese sentido. “De hecho, es el primer libro que le di a mi madre [de 80 años] en manuscrito. Preferí que fuera tomando noticia de muchas cosas que no conocía antes de que se publicara”. No han hablado en profundidad madre e hijo de su reacción. Aunque sí lo ha hecho con Axier, el marido desde hace diez años de Luisgé, en alguna comida que han tenido ellos dos sin la presencia del escritor. “Lo que sí dice ahora es que ella ha tenido cuatro hijos. Somos tres hermanos, y dice que hay un cuarto hijo al que acaba de descubrir a raíz del libro”.
“Para mi homosexualidad, el catolicismo fue letal”
En ningún momento le preocupó que su pareja, con la que lleva 18 años (“Axier me salvó la vida”, afirma) pudiera molestarle algo de lo que pudiera leer de sus tormentos, amores del revés y desamores previos a él. “Lo sabía todo. Salvo ciertos detalles, claro, pero no está en su carácter poner ese tipo de reparos. Con él ya había salido del armario hace mucho y sabe que soy gay”, bromea.
Su marido apenas aparece en el libro, solo brevemente mencionado en las páginas finales. No era la historia de su ‘amor derecho’ la que pensaba contar. “Quería contar el viaje desde la negación absoluta y la autodestrucción hasta la normalidad absoluta y la vida feliz. Contar esa vida feliz con Axier habría sido un coñazo, una novela vulgar. Él es la guinda”.
¿Qué opina el escritor de la nueva realidad gay? ¿Por qué no quiso escribir unas memorias eróticas? Para seguir leyendo la entrevista, pasa página
UNA REALIDAD GAY CAMBIANTE… ¿O NO?
Puestos a hablar de los lectores homosexuales potenciales de este libro, a Luisgé Martín le encantaría llegar a un público joven, el que no ha vivido situaciones parecidas a las suyas ni ha conocido el ambiente gay que él describe. Cuenta que recientemente conoció a un joven gay de 20 años que está viviendo un proceso de autoaceptación parecido al que él describe. Luego no todos los jóvenes homosexuales, obviamente, viven con normalidad absoluta hoy día su homosexualidad. “La situación actual es como la noche y el día comparada con la que viví, pero sigue habiendo gente joven que se puede ver reflejada en el libro”. También sueña con un perfil de lector potencial más complicado. “Me encantaría que leyeran el libro los homófobos, para que se dieran cuenta de que no violamos niños y esas cosas, sino que más bien somos niños violados por el mundo”.
La manera de relacionarse y de ligar entre gays ha cambiado drásticamente –este libro es un estupendo recordatorio–, y Luisgé no añora, ni mucho menos, lo que a él le tocó vivir. “Me habría encantado vivir, con muchos años menos, esta realidad dominada por las redes sociales. Tiene todas las contraindicaciones que conlleva la tecnología cuando se convierte en una pequeña droga que puede llevarte a excesos como convertirte en un adicto sexual”. En su última etapa de soltería llegó a probar los primeros chats gays (“cuando todavía se te cortaba la línea de teléfono y cosas así”), y los vio como una bendición. Aunque no tardaría en retirarse del mercado…
“Las eyaculaciones se convirtieron en un determinado momento en algo político para mí”
Hablando de sexo, en su libro no ha querido ser excesivamente explícito en este aspecto. “Al principio pensé que iban a ser unas memorias eróticas”, explica. “Cuando empecé a escribir me di cuenta de que no tenía sentido. Y la época en que más follé tenía que reducirse a algo más reducido, porque no era lo sustancial”. No fue así por pudor, porque en el libro llega a afirmar “Mi fe ha sido siempre lascivia”. Y se reafirma en ella. “Cuando dejé de ser un pacato y descubrí que la promiscuidad, si no se convierte en una adicción obsesiva, lo que hace es dar una cierta felicidad no solo al cuerpo, sino también al alma, descubrí que la lascivia es una forma de ver a Dios”.
En varios momentos de la entrevista habla de los peligros de las adicciones, una cuestión que no aborda en sus memorias y que hace suponer que nunca se ha visto al borde de ese precipicio, ni ha caído en ellas. “Soy hiperadicto a todo”, desmiente. “Por eso, salvo el popper, nunca he probado drogas, porque estaría muerto. Seguro”.
Como ejemplo de lo mal que controla las adicciones a lo que le gusta, pone un ejemplo que califica de ‘tonto’. “En la época en la que más salía por el ambiente, si había quedado, salía dos horas y me metía en una sala de juegos recreativos a jugar al Tetris. Y no podía parar”. Después de renegar de los bares de ambiente durante años, llegó a convertirse en (semi)adicto. “Vivía en ellos”, confiesa. Hasta que se echó novio, y poco a poco los fue abandonado. “Ahora salimos más por el ambiente cuando hacemos turismo, para ver cómo son los bares y los chicos, que en Madrid”.
“Pasé de sentirme una cucaracha repugnante a ser alguien que ha tomado las riendas de su vida y que cree que hay cosas que merece la pena defender, y las defiende”
PLUMA, PLUMA GAY
Descubrir al joven Luisgé en el libro, atormentado y avergonzado por saberse gay, llama la atención cuando vemos al actual Luis, convertido en uno de los periodistas más prestigiosos y reconocidos a la hora de hablar de activismo LGTB, algo que demuestra regularmente en Shangay. El cambio ha sido radical. “Me hace gracia pensarlo, y también me hace sentir orgullo”. No tiene pudor alguno en confesarlo. “Pasé de sentirme una cucaracha repugnante a ser alguien que ha tomado las riendas de su vida y que cree que hay cosas que merece la pena defender, y las defiende”. Ese camino está perfectamente plasmado en su autobiografía, que conmueve por esa sinceridad brutal que ha volcado en ella. “En el libro lo digo, que las eyaculaciones se convirtieron en un determinado momento en algo político para mí”. Quienes le leemos también hemos salido ganando con su cambio.
EL LIBRO EL AMOR DEL REVÉS DE LUISGÉ MARTÍN ESTÁ EDITADO POR ANAGRAMA. SE PRESENTARÁ EN MADRID EL 5 DE OCTUBRE, A LAS 20H, EN LA SALA BOITE.