Todo comenzó el pasado mes de marzo en un centro de mayores de Barcelona. Uno de los trabajadores, abiertamente gay, fue víctima de una serie de insultos.
Un familiar de uno de los residentes internos quería acceder a las instalaciones fuera del horario de visita. Ante la negativa del trabajador a dejarle entrar, el hombre no dudó en gritarle “maricón de mierda” y comenzó a tratarle de una manera vejatoria. Hubo varias personas que fueron testigos de la agresión verbal.
Ante la denuncia del trabajador al Observatori contra l’Homofòbia, la denuncia fue trasladada a la Generalitat, que ha multado al responsable de los insultos con 300 euros. Esta es la pena máxima que contempla la Ley de Homofobia, la cual cumple hoy dos años.
A pesar de la criticada ineficacia de la ley, el presidente del Observatori contra l’Homofòbia ha mostrado su satisfacción ante la resolución de este caso. Desde la aprobación de la ley en 2014 se han recibido 77 denuncias, de las cuales gran parte han quedado archivadas o se hallan en un proceso de resolución judicial extremadamente lento.