Este es el vídeo con que abrió la presentación del libro en Madrid Luisgé Martín.
Autoaceptarse o morir. Es la consigna a la que se enfrentan –nos enfrentamos– muchos homosexuales en algún momento de nuestra vida. El escritor –y fiel colaborador de Shangay– Luisgé Martín vivió un largo y tortuoso camino hacia la aceptación, y ha decidido compartirlo en estas intensas memorias. “Mi fe ha sido siempre lascivia”, afirma rotundo en este adictivo libro, escrito con fluidez magistral y en un tono costumbrista que lo convierte en un volumen de lectura fácil. La precisión con la que detalla sus sentimientos durante el proceso es su gran valor. Martín no busca en ningún momento dar placer a su ego; su generosidad es tan grande que en determinados momentos no sale especialmente bien parado, y eso hace que la identificación con lo que cuenta resulte mucho más sencilla.
Comparte fragmentos de su diario, recuerdos –algunos muy precisos, otros difusos; todos válidos–, anécdotas, angustias, contradicciones, deseos –algunos cumplidos, muchos frustrados–, calentones, locuras y otros tantos ingredientes que forman parte del día a día. Poco a poco, va confeccionando un autorretrato revelador, en este caso el de un hombre gay que crece con un terrible sentimiento de culpa desde su adolescencia, y cuya educación sentimental le permite, finalmente, redimirse y aceptarse tal cual es, orgulloso. En El amor del revés hay episodios prodigiosos, dignos de ser desarrollados en una película. Como el de su irracional amor imposible hacia Arturo, un hetero por el que sufrió enormemente en silencio y por el que llegó a perder, literalmente, la razón.
El libro sirve además para reflejar cómo era el ambiente gay de hace dos décadas, el momento en que Luisgé comenzó a vivir de un modo más abierto su homosexualidad en Madrid. De modo que no solo vamos conociéndole mejor a él capítulo a capítulo, también vemos cómo fue evolucionando el mundo gay en la capital, donde siempre ha residido. Luisgé ha encontrado en sí mismo al protagonista perfecto: contradictorio, sensible, enamoradizo… pero también cobarde, inseguro e incluso homófobo en algún momento de su vida. Al final, su gran historia es la propia. Y no ha necesitado novelarla sino compartirla. Son muy escasos los testimonios de escritores gays contemporáneos de este alcance emocional, y por eso resulta tan poderoso el relato de su enamoramiento… consigo mismo.