La autohomofobia no ha desaparecido del todo

Pasamos por un presente continuo, ya no hay ni pasado, ni menos mañana, nuestra sociedad se aturde ante tantas malas noticias. En cualquier caso, los temas políticos, reivindicativos o científicos, siempre perdurarán, en hemerotecas o discos duros. Sin embargo, los sentimientos y las emociones son efímeros, se evaporan, se van con quienes los vivieron. De […]

11 octubre, 2016
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La autohomofobia no ha desaparecido del todo

Pasamos por un presente continuo, ya no hay ni pasado, ni menos mañana, nuestra sociedad se aturde ante tantas malas noticias. En cualquier caso, los temas políticos, reivindicativos o científicos, siempre perdurarán, en hemerotecas o discos duros. Sin embargo, los sentimientos y las emociones son efímeros, se evaporan, se van con quienes los vivieron. De todo esto hay poca constancia, la literatura latina es escasa en relatos personales.

Hubo hace muchos años varias generaciones LGTB que, desde los años 60 hasta los 90, transitaron por unos tiempos de cambios bruscos, desde las tretas para ligar bajo la clandestinidad hasta el jolgorio y la transgresión de la muy light transición, para sufrir luego el inesperado pánico del VIH/sida. El año 1998 fue clave, todo cambió cuando llegó la medicación que hizo crónica esta enfermedad. Un año en el que Chueca ya se consolidaba y el MADO reunía más y más manifestantes. ¿Qué fué de aquellas personas que nos precedieron? ¿Cómo vivieron sus distintos tiempos?

La autohomofobia no ha desaparecido del todo

La primera traba que tuvieron que afrontar, más allá del pecado, enfermedad o delito, fue la autoaceptación y las búsqueda de sus iguales. La autohomofobia yo diría que no ha desaparecido del todo, y se mantiene todavía bastante en la forma de relacionarnos. Dar calabazas airadas y con mal rollo; mantener una relación sexual puntual y luego el otro se larga, te deja a medias; discutir aún sobre si Boris o Vázquez, da lo mismo. Nadie representa a tod@s, somos divers@s. Las mujeres lesbianas, invisibles, salieron a la luz más tarde, pero rápidamente ahora protagonizan un hecho hace años impensable: las nuevas familias homoparentales. Eso rompe todo esquema patriarcal.

En aquel pasado de los últimos cuarenta años del siglo XX, hubo unas primeras revistas –Party, luego Mensual– cuyas ‘cartas al director’ nos dibujan como éramos entonces, medio timoratos y miedosos, aislados o confundidos sobre qué era ser gay u homosexual. Surgieron los primeros bares de ambiente medio ilegales, y en pocas ciudades los hubo para lesbianas, como el Daniel’s de Barcelona. No podían entrar varones y la policía las acosaba como prostitutas. Las personas travestís –entonces no existía un discurso transgénero–, fueron marginadas por gays y lesbianas, daban ‘mala imagen’ y estereotipaban el rol de la mujer. Tuvieron que pasar bastantes años para llegar a cambiar ese error cruel, pues eran las más discriminadas por la sociedad, sin trabajo posible, y en cambio las más aguerridas encabezando las manifestaciones del Orgullo. Fueron las feministas latinoamericanas quienes contribuyeron a modificar la visión: eran hombres que renunciaban al género masculino, pues bienvenidas sean.

La autohomofobia no ha desaparecido del todo

Doce años después de su publicación, Vidas del Arco Iris vuelve a ser editado en e-book gracias a Editorial Egales. Creo que aquellas breves historias de vida y anécdotas de treinta personas que me confiaron sus alegrías, sorpresas o dolor siguen teniendo el valor de aquello que much@s ahora desconocen. Es preciso saber qué pasó antes, especialmente en una sociedad de doble moral, poco dada a comunicar las intimidades. En este libro se repasan los lugares de encuentro y aparecen las más alambicadas formas de ligar bajo el franquismo, disimulo total. No podía faltar Sitges, punto de referencia en el tardofranquismo, como también sitios como La finca de papá en Madrid o La cuesta del culo en Donostia, donde se abrieron varios locales de ambiente. Mallorca fue escenario de la más transgresora manifestación que yo haya visto nunca, pero no os la quiero adelantar: es como una escena de Fellini o Almodóvar avant la page. Espero que con Vidas del Arco Iris os asoméis a otras vivencias, tan distintas de las actuales.


JORDI PETIT ES PRESIDENTE DE HONOR DE LA FEDERACIÓN COORDINADORA GAI-LESBIANA DE CATALUNYA, EX SECRETARIO GENERAL DE LA INTERNATIONAL LESBIAN AND GAY ASSOCIATION Y CREU DE SANT JORDI 2008


 

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