PARA FANS DE LOS RECOPILATORIOS
“THE TIME IS NOW!” (MASS APPEAL RECORDS)
Los 80 fue la década en que apareció el sida, y fue también un momento de gloria del pop. Así que tiene sentido que este disco benéfico con el que AmFar quiere recaudar fondos para la lucha contra el sida esté concebido como un tributo a aquel momento histórico. Con portada de Tracey Emin, artistas de lo más variado recrean hits de la época. Aloe Blacc se atreve con Billie Jean, Dita von Teese, con Do You Really Want To Hurt Me, DNCE con What’s Love Got To Do With It, Sugar for Sugar (el grupo en el que están Scarlett Johanson y Holly Miranda), con Bizarre Love Triangle, y así hasta catorce versiones. El conjunto, en el que predomina el synth-pop más trendy, es muy entretenido. Y lo cierto es que se agradecen iniciativas como esta, que continúen ampliando la colección de discos que, desde que se editase Red Hot + Blue en 1990, contribuyen a concienciar y a lograr dinero para la lucha contra el VIH. ★★★★
TINO CASAL – “DE LA PIEL DEL DIABLO” (WARNER MUSIC SPAIN)
Se han cumplido 25 años de su muerte, y se lanza un nuevo recopilatorio que nos recuerda por qué es uno de los artistas pop más importantes surgidos en nuestro país en las últimas cuatro décadas. Exuberante, atrevido y original, Tino Casal se creó un universo propio en el que la sensibilidad y la petardada convivían como nunca más después en la historia de nuestro pop. Y este volumen doble es de lo más ilustrativo, porque además de incluir todos sus hits –muchos y muy buenos, a prueba de modas–, aporta rarezas y versiones que nos permiten enamorarnos aún más de su música, y nos hace echarle muchísimo de menos. ★★★★
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PARA FANS DE LA MÚSICA NEGRA
USHER – “HARD II LOVE” (EBGB)
Por fin se ha dado cuenta de que el EDM no es lo suyo, y gracias a su apuesta por el r’n’b, ocasionalmente teñido de trap, logra su mejor álbum en una década. En Missin U nos recuerda que es un baladista excepcional cuando se lo propone, igual que en Bump prueba que sigue siendo un seductor único. Lástima de peajes promocionales como Champions, junto a Rubén Blades –parte de la banda sonora de Hands of Stone, que protagoniza–, que deslucen un disco cuyo momento álgido es Tell Me, ocho minutos de auténtica magia producidos por Geniuz League. ★★★1/2
CRAIG DAVID – “FOLLOWING MY INTUITION” (SONY MUSIC)
No siempre se logra una segunda oportunidad tan rotunda como la del británico. La sombra de su estupendo debut Born To Do It (2000) se reveló más que alargada, y realmente han sido músicos de generaciones posteriores los que han contribuido con su admiración a que David regrese con honores de estreno. Following My Intuition reincide en la fórmula del disco que le hizo una estrella, combinando dance –garage y EDM–, r&b noventero y baladas souleras. En los tres se mueve como pez en el agua, hasta el punto de autorreivindicarse en 16, brillante mash up de su Fill Me In y Where Are Ü Now de Jack Ü. Incluso ha incluido sus colaboraciones con Blonde o Kaytranada, como guindas. ★★★1/2
M.I.A. – “AIM” (INTERSCOPE/UNIVERSAL MUSIC)
El principal logro de su quinto álbum es que ha logrado rebajar su intensidad, asfixiante en el anterior, y gracias a ello es su disco más accesible y popero desde Kala. Con puntazos como Go Off y Jump In, de lo más juguetón que ha grabado en mucho tiempo. Y ver en un mismo disco colaboraciones de su antes fiel Diplo, Skrillex, Blaqstarr, Richard X o Zayn Malik contribuyen a que sea un disco con muchas perspectivas, donde su espíritu reivindicativo no termina sonando a podemita. ★★★1/2
¿Te gustan los artistas inclasificables? ¿Conoces al último gran icono del queer hip-hop? Pasa página
PARA FANS DE LA MÚSICA INCLASIFICABLE
MYKKI BLANCO – “MYKKI” (DOGFOOD/!K7/POPSTOCK!)
Como Anohni, Mykki Blanco forma parte activa de su obra artística. Practicante de la fluidez de género, igual que huye de etiquetas sexuales lo hace de las musicales. Su intenso primer álbum se puede calificar como un disco electrónico o de hip-hop, según cómo se mire. Aunque, por respeto a Mykki, merece la pena enfrentarse a él sin ideas preconcebidas. Ya conocíamos canciones como High School Never Ends, brillante alegato contra la homofobia y el bullying en donde Woodkid le ayuda a potenciar su fuerza dramática. También Jeremiah Meece colabora en un disco en el que sobresalen el carisma y la brutal sinceridad de un intérprete que vuelca su rabia, su agresividad y sus preocupaciones más íntimas, con un resultado que fascina. ¿Podemos llamar a lo que hace trip-hop transgénero? ★★★★
ESPANTO – “FRUTA Y VERDURA” (AUSTROHÚNGARO)
Son únicos a la hora de facturar tecno-pop a la vez profundamente naïf y evocador. Atravesado por el rayo es un buen ejemplo de lo que son Espanto. ¿Quién se imaginaría que en una misma canción te puedan venir a la mente Gloria Fuertes, Cecilia, Vainica Doble y los Pegamoides? Pues así sucede con todo el disco, que ofrece música disco en clave pastoril solo apta para espíritus receptivos. ★★★1/2
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PARA FANS DE LAS JÓVENES REVELACIONES
BANKS – “THE ALTAR” (HARVEST/UNIVERSAL MUSIC)
Igual que en su momento las multinacionales empezaron a crear sucedáneos de Björk para intentar exprimir su boom (¿alguien se acuerda de Móa?), cuando el alternative R&B de FKA Twigs, Kelahni y Kelela empezó a generar adicción surgieron artistas como Banks, cuyo primer álbum dejaba bastante que desear tras un puñado de singles brillantes. Con The Altar su credibilidad artística sube enteros, sobre todo gracias a una primera mitad del álbum soberbia, y sí, verdaderamente adictiva. Jillian Banks suena poderosa en temazos como Gemini Feed o Mind Games. Con SOHN y Tim Anderson continúa explorando su vulnerabilidad y combinando melodías pop y electrónica atmosférica con arte. ★★★1/2
PETITE MELLER – “LIL EMPIRE” (ISLAND/UNIVERSAL)
Se agradecen artistas tan difíciles de clasificar como esta francesa estudiante de filosofía, apasionada del colorete y mariliendre declarada. El suyo es un pop electrónico con un punto delirante, que funciona especialmente bien cuando sus canciones contienen estribillos eufóricos redondos, como los de Baby Love, The Flute y Lil’ Love. Pero también hay otra vertiente a resaltar, la de la de world music marciana, a lo B-52’s, que practica en temas como Hawai. Si no acaba de ser un debut redondo es porque en su defensa de la multiculturalidad fallan America y Argentina, concesiones a un dance pop de radiofórmula inesperadamente previsibles. ★★★1/2
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RECOMENDADO PARA TODOS LOS PÚBLICOS
SOLANGE – “A SEAT AT THE TABLE” (SAINT HERON/COLUMBIA/SONY MUSIC)
Parece un acto de justicia poética que las hermanas Knowles, Beyoncé y Solange, logren en un mismo año sendos números 1 en Estados Unidos con sus respectivos álbumes. Sobre todo por lo que supone de reconocimiento popular para la pequeña, que siempre optó por pelear por su carrera desde un discreto segundo puesto, sin mostrar nunca interés por igualar los logros mastodónticos de Beyoncé. En esta ocasión lo ha hecho, pero en sus propios términos.
Resulta interesante el contraste entre el tono que usan ambas para expresar su compromiso en la lucha por la igualdad de la comunidad afroamericana. Frente a la agresividad galopante y el barroquismo de Beyoncé, Solange opta por un tono reflexivo y reposado, anclando los cimientos de su álbum en el soul clásico, el más atemporal.
Sabemos que Solange puede ser muy guerrera cuando se pone –recordemos el episodio del ascensor–, pero aquí busca emocionar desde la belleza contenida, y vaya si lo logra. Como Frank Ocean, recurre a su madre en uno de los interludios del disco para reforzar su posición. Y firma el disco que habríamos esperado de Tweet este año, erigiéndose en una especie de Minnie Ripperton del universo millenial, inmensa en Weary o Cranes In The Sky, y afinadísima en sus colaboraciones con Sampha (Don’t Touch My Hair) o Kelela (Scales). Y logra un uso expresivo de los interludios que no veíamos desde los 90 con Janet Jackson. ★★★★