Desde la primera entrevista se deduce que si un hombre gay siente que a sus supervisores no les agradan demasiado los homosexuales, entonces no revelará su sexualidad. Este proceso genera una ansiedad llamada “sexualidad hegemónica”, que hace que los hombres gays cambien sus comportamientos para encajar con sus colegas heterosexuales.
A veces las estrategias son tan retorcidas que no se dan cuenta de que sus esfuerzos para ocultar su sexualidad también influyen en temas de género. De forma consciente o inconsciente, estas estrategias refuerzan y perpetúan las formas idealizadas de la masculinidad hegemónica, indicando que algunas formas de ser gay parecen ser más deseables que otras.
El director de investigación de la Universidad de Cincinnati, Travis Dean Speice, entrevistó a 30 hombres gays de entre 22 y 52 años sobre conceptos relacionados con su sexualidad, y descubrió que a la mayoría de los entrevistados les preocupaba que el hecho de ser gay pudiera reducir sus posibilidades de ascenso o contratación en un proceso de selección.
Este comportamiento se produce especialmente en las grandes empresas, donde se tiende a cuidar comportamientos, lenguaje corporal y gestos para no levantar sospechas que ellos consideran perjudiciales. Cambiaban su forman vestir, hablar y, por supuesto, prohibido mencionar detalles sobre la vida privada… Triste realidad.