Los mormones y su web para curar la homosexualidad

Al igual que las empresas, los modelos de negocio y las relaciones interpersonales se van modernizando en cuánto fórmulas y métodos (véase el auge de las redes sociales), estos ‘grupillos’ cristianos con cierto aire sectario llamados congregaciones religiosas, también lo hacen. No os penséis que son organismos ajenos a nosotros, ni que forman parte de otro […]

27 octubre, 2016
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Los mormones y su web para curar la homosexualidad

Al igual que las empresas, los modelos de negocio y las relaciones interpersonales se van modernizando en cuánto fórmulas y métodos (véase el auge de las redes sociales), estos ‘grupillos’ cristianos con cierto aire sectario llamados congregaciones religiosas, también lo hacen.

No os penséis que son organismos ajenos a nosotros, ni que forman parte de otro mundo. Están aquí y utilizan el mismo lenguaje y los mismos medios.

Los mormones han entendido la relevancia actual de Internet, los medios de comunicación y las redes sociales. Por ello han lanzado una web llamada mormondgay, donde a través del testimonio de algunos adeptos y sus familias, tratan de dar a los homosexuales la esperanza de que se pueden ‘curar’.

Aunque la argumentación que emplean sigue siendo igual de lamentable que siempre, es cierto que se han modernizado en cuánto a métodos. En lugar de adoctrinar a base de mandamientos, han utilizado el testimonio de un pobre chico firmemente convencido de que está enfermo por ser gay.

Os recomendamos que visitéis su web y leáis las declaraciones de este joven, llamado Josh. Nos cuenta cómo desde pequeño sufrió acoso escolar, y que en la universidad por primera vez comenzó a explorar su sexualidad y a salir con hombres: “Por primera vez entendí lo que las parejas heterosexuales sentían cuando se enamoraban”.

Nos cuenta cómo después de eso comprendió que Dios (o más bien, ciertos predicadores llamados mormones) quería algo distinto para él. Le hicieron creer que su felicidad estaba limitada por la incapacidad de dar y recibir amor, y por desobedecer a Dios.

Bueno, seguro que su felicidad no estaba limitada por que le hicieran pensar que era un enfermo por sentirse atraído por chicos. Tiene mucha más lógica lo de desobedecer a Dios (nótese la ironía).

La historia de Josh concluye con su propia rendición. “A través de varias experiencias sagradas, comprendí que una relación con un hombre no era la voluntad de Dios”.

Desde aquí solo esperamos que se haga algo por todas estas personas a las que lavan el cerebro y obligan a odiarse a sí mismas por amar a otras personas de su mismo sexo. Y esa es la cosa, que solo es amar.

 

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