Parece que los peces más gordos (y más homófobos) del panorama empresarial siguen sin cuidar sus speeches. Bastante terrible es la homofobia de por sí, pero es aún peor si se manifiesta delante de un número considerable de personas.
Fue el pasado 20 de octubre cuando el señor (por llamarlo de alguna manera) Stewart Spence, dueño de una cadena hotelera de lujo, cargó contra los homosexuales en un acto que tuvo lugar en Escocia.
Alardeó de no haber contratado jamás a un empleado gay. Lo que no sabemos es si este hombre requiere el dato de la orientación sexual como si fuese el número de la Seguridad Social. En cualquier caso, es lamentable. Tampoco dudó en burlarse aleatoriamente de John Travolta llamándole gay. ¡Cómo si eso fuese un insulto!
Por fortuna, es cada vez menos frecuente que este tipo de actos queden impunes. La cadena de hoteles de Spence ha perdido la categoría cinco estrellas, y además, las oficinas de turismo de Escocia han dejado de recomendarlo.
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