Todo comenzó el pasado lunes en el instituto San Isidoro de Sevilla. Un alumno de primero de Bachillerato decidió hacer una exposición en clase de inglés sobre los roles de género, para lo cual acudió al centro con vestido. Cuando finalizó su trabajo, decidió permanecer con el vestido toda la jornada.
Durante el recreo, un profesor de Educación Física le instó a que se lo quitara. El alumno respondió que no estaba haciendo nada malo, pero el profesor le amenazó con ponerle un parte si no obedecía, ya que según él, los vestidos son para las chicas y no era adecuado que lo llevase.
El equipo directivo del centro dudó del testimonio del alumno en cuestión, así que ni siquiera le pidieron disculpas; además, el profesor homófobo no fue sancionado.
Los alumnos del instituto no dudaron en implicarse y apoyar a su compañero. Al día siguiente, los chicos aparecieron maquillados, y las chivas vestidas de esmoquin. En el recreo, todos los alumnos se sentaron en corro alrededor de la bandera arcoíris y cantaron el A quién le importa de Alaska.
Para ver la carta de los alumnos, pasa página
El pasado viernes 21 un alumno del centro acudió a clase con un vestido. Decidió vestirse así porque tenía una exposición sobre la visibilidad del colectivo LGTB+. En vez de quitarse el vestido al terminar la clase, se lo dejó puesto, porque sí, porque se veía bien con él. Al salir al recreo un profesor lo paró y le amenazó con ponerle un parte como no se quitara el vestido. A la pregunta de ‘¿por qué me tengo que quitar el vestido?’ el profesor respondió que los chicos no pueden llevar vestido ya que es una prenda de mujeres. El alumno decidió cambiarse de ropa ya que no quería volver a su casa con un parte.
Junto con el apoyo de sus amigos y los testigos que presenciaron el altercado, el chico acudió a hablar con nosotros, los representantes del centro. Quedamos en hablar con la jefatura de estudios que nos aseguró que según la norma el chico SÍ podía llevar el vestido. Sin embargo el jefe de estudios no dio credibilidad al alumno cuando le contó el problema que tuvo con el profesor implicado. El equipo directivo de nuestro instituto (IES San Isidoro) es muy protector con sus profesores y a los alumnos nunca nos dan la razón.
Ante esto, decidimos hacer el viernes siguiente una protesta ya que el profesor no fue sancionado, al chico no se le pidió disculpas y para colmo la jefatura de estudios cuestionó el testimonio de los alumnos que estuvieron presentes.
Nos pusimos de acuerdo e intentamos que se sumara el mayor número de alumnos posible. Nuestra protesta consistió en vestirnos con ropa que socialmente es considerada del otro género, es decir, “las chicas de chicos y los chicos de chicas”. A la hora del recreo hicimos un corro, pusimos la bandera arco iris en el centro y tocamos las palmas mientras cantamos el a quién le importa’ de Alaska.
En esto consistió nuestra protesta. En manifestar nuestro desacuerdo con lo ocurrido y EXIGIR que la ropa no sea considerada ‘inapropiada’ únicamente por el género de la persona que la lleva.
En Shangay no podemos sentirnos más orgullosos de los alumnos del instituto San Isidoro de Sevilla. Como muchos sabréis, la etapa escolar suele resultar cuando menos peliaguda para los alumnos que se salen de la norma, ya que son señalados y apartados. En este caso ha sido todo lo contrario. Los alumnos se han volcado con un alumno que estaba siendo discriminado de manera homófoba, y no han dudado en alzar la voz y hacerse oír.
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