SHANGAY ⇒ ¿Qué van a encontrar los espectadores cuando vayan a ver La bailarina?
STÉPHANIE DI GIUSTO ⇒ La historia de una mujer a la que no conocen. Y para mí es muy importante contar el destino de mujer extraordinario que nadie conocía. Tenemos la costumbre, normalmente, de ir a ver historias de gente famosa donde una vez más contamos su vida, y lo que era importante para mí era rehabilitar, recuperar la vida de Loïe Fuller, la pasión de esta mujer y darla a conocer al público. Que salgan emocionados y digan “¿Cómo hemos podido dejarla en el olvido?”.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo descubriste a Loïe Fuller?
STÉPHANIE DI GIUSTO ⇒ Encontré una foto en blanco y negro, magnífica. Se veía un torbellino de gasa por encima del suelo y a través de ese velo se veía una silueta de mujer, y quería saber quién era. Por curiosidad. Y encontré una vida extraordinaria que nadie conocía.
SHANGAY ⇒ ¿Por qué conectaste tanto con su historia?
STÉPHANIE DI GIUSTO ⇒ Me emocionó mucho esta mujer porque no tenía nada para triunfar en la danza. No había nacido en el cuerpo ideal; ni en el mundo ideal, era una granjera americana mal vestida y torpe, y a fuerza de obstinación y trabajo va a atravesar el océano hasta llegar al escenario de la Ópera de París.
SHANGAY ⇒ ¿Definirías La bailarina como un biopic al uso?
STÉPHANIE DI GIUSTO ⇒ No he querido hacer un biopic clásico puesto que Loïe Fuller no es una persona clásica. Si hubiera querido hacer un biopic clásico habría utilizado, por ejemplo, el hecho de que conoció a Edison, con el que compartió investigaciones sobre la electricidad; a Rodin, que nunca pudo sacar una escultura de ella porque estaba siempre en movimiento, pero se hicieron amigos y vendió su arte en Estados Unidos; a los astrólogos Flammarion; que con los Curie hizo experimentos con uranio para trabajar con la fosforescencia para su espectáculos… Me pareció más interesante contar la energía y la voluntad de esa mujer, que sintiéramos su sufrimiento, que casi pudiéramos oler su sudor. No está filmada como una bailarina, sino como una boxeadora.
“No niego la homosexualidad de Loïe Fuller, simplemente la he mostrado de manera sutil porque su arte era lo primero”
SHANGAY ⇒ ¿Cómo ha sido trabajar con Soko (Fuller) y con Lily-Rose Depp, que da vida en su debut como actriz a Isadora Duncan?
STÉPHANIE DI GIUSTO ⇒ Elegí a Soko porque tiene una feminidad fuera de la norma; su aspecto punk me atraía para el personaje. Además, no solo es actriz, también es cantante y una performer. Compone, es una artista. Como Lily-Rose apenas tenía experiencia, era importante para mí estar segura de que era una actriz. Hicimos pruebas y vi que tenía un brillo increíble. No tiene miedo a la cámara y, además, había algo muy moderno en ella que se correspondía con lo que quería para Isadora Duncan.
SHANGAY ⇒ Ha habido cierta polémica por que has convertido la relación entre Fuller y su asistenta Mélanie Thierry en algo sutil en la película, cuando en la vida real fue algo muy abierta. ¿Por qué decidiste retratarla así?
STÉPHANIE DI GIUSTO ⇒ La relación está ahí, no niego la homosexualidad de Loïe Fuller. Creo que los miembros del colectivo LGTB que han atacado a mi película es porque consideran que Loïe Fuller fue una militante homosexual, y no lo era. La época de 1900 era particularmente libre, sobre todo en estos mundos artísticos. Su homosexualidad no tenía ninguna relevancia en su autobiografía, ni siquiera habla de ella. Y en cuanto a su relación con Gabrielle (Mélanie Thierry), lo que quise fue mostrar un retrato de familia en el que reflejarla de manera sutil, porque el arte era lo primero.
SHANGAY ⇒ Dado que la película formó parte de la sección ‘Una Cierta Mirada’ del Festival de Cannes, ¿cómo definiría la ‘mirada Di Giusto’?
STÉPHANIE DI GIUSTO ⇒ Me gusta que los cuerpos hablen, y la idea de sustituir un diálogo por un gesto. Trabajé muchísimo en torno a esto en la película. Fue hermoso llevar a esta mujer hasta el Festival; llevar el arte de Loïe Fuller a Cannes me resultó muy emotivo.
LA PELÍCULA LA BAILARINA SE ESTRENA HOY EN CINES.