Hoy os traemos un tema un poco más reflexivo. Se ha publicado en el diario digital ‘Código Nuevo’ una entrevista a un hombre que se define a sí mismo como pedófilo. Nos hemos quedado realmente impactados y por eso hemos querido compartir con vosotros la historia.
Esta persona responde a las siglas A.M, y afirma estar enamorado de una niña de 10 años. Sin embargo, aborda el tema de una manera distinta, si prejuicios, y aportando un punto de vista que quizás muchos no habíamos llegado si quiera a plantearnos.
Para empezar, él distingue dos conceptos que generalmente van de la mano (aunque no debería): pedofilia y pederastia. La primera se refiere al deseo de una persona adulta por niños, pero es importante recalcar que solo se trata de un deseo, una apetencia. La pederastia consiste en el abuso de menores.
De hecho, según el psicólogo Michael C.Seto, solo el 20% de los pederastas, es decir personas que abusan de niños, son pedófilos, sienten realmente desee sexual por ellos.
A.M reconoce estar muy en contra de la pederastia, pero no de la pedofilia. Él, como pedófilo, siente que es una orientación sexual más. “Es la atracción íntegra -romántica y sexual- que una persona, sin importar su edad o género, siente hacia menores que rondan los 6-10 años de edad”. Señala que el deseo es algo que no se puede reprimir, y que en él nunca hay malas intenciones, solo en los actos.
De hecho, A.M piensa que la consideración de la pedofilia como una parafilia es más un criterio moral que médico. La parafilia consiste en la excitación a través de cuerpos u objetos atípicos. Así, la homosexualidad fue considerada como una parafilia durante muchos años. De hecho, si nos regimos por “el manual”, todo tipo de orientaciones y prácticas sexuales más allá de la heterosexualidad con fines procreadores, deberían considerarse parafilias.
Esto demuestra que el concepto se ha vuelto arbitrario debido a la aceptación social de algunas orientaciones sexuales. Cómo decíamos, la homosexualidad fue una parafilia durante muchos años, y a día de hoy no lo es.
A.M aclara: “Ser pedófilo no quiere decir que me parezca aceptable tener sexo con niños, que la sociedad deba eliminar la edad de consentimiento infantil, legalizar la pornografía infantil o permitir el matrimonio con menores. Ni yo ni otros pedófilos queremos eso”.
Para finalizar insiste en la necesidad de eliminar prejuicios y tender la mano a las personas que como él, jamás abusarían de un menor.
Pero lo más importante, ¿pueden las personas como él ser felices? “Depende. Depende de si eres exclusivo o no. Es decir, de si solo sientes atracción por menores, o también por adultos. Yo soy exclusivo. Habrá personas como yo que intenten acostarse con adultos, sean amigos o trabajadores sexuales. Lo hacen para tratar de superar su orientación sexual, pero, seguramente, después de mantener ese sexo se sentirán vacíos, con asco, como si alguien les hubiera violado. A ningún pedófilo exclusivo le recomiendo esta experiencia”.
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Fuente: http://www.codigonuevo.com/cara-a-cara-con-un-pedofilo/