
En 2016, la influencia que han alcanzado los youtubers entre los millenials es incuestionable. Y como diría aquel, “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. A esa máxima se agarran los que durante este pasado fin de semana criticaban a Jordi Wild por subir una foto con su colega Wismichu donde explicaba que se trataba de su nuevo novio… y que este último era el pasivo. Las redes, a favor o en contra, se apresuraban a alimentar un debate sobre si había tintes homófobos en la publicación o simplemente se estaba exagerando. Con más de un millón de seguidores en Twitter, Wild no ha dejado indeferente a nadie, aunque no sabemos si esto resulta del todo positivo…

