Dicen que la moda es cambiante, que viene y va, que se repite a lo largo de los años. Todos recordaréis la década de los 2.000: pantalones de campana, botas de ‘chúpame la punta’ y cuerpos metrosexuales y macrodepilados.
Sufrimos un cambio drástico del hombre rudo de pelo en pecho, al hombre obsesionado con las cremas y el cuidado corporal. La depilación extrema también se convirtió en un mantra para aquellos metrosexuales.
Lo cierto es que, a día de hoy, el tema de la depilación se ha vuelto más arbitrario en cuanto a estética; el pelo está de moda, pero el ‘no-pelo’ también. Todo depende el estilo y la estética que quieras adoptar.
Pero más allá de gustos, un estudio publicado en Sexually Transmitted Diseases dictamina que los adultos que se depilan integralmente los genitales tienen un 40% más de posibilidades de contraer enfermedades de transmisión sexual.
Si bien muchos afirman que esto sucede por la mayor actividad sexual de las personas que se depilan, lo cierto es que quitar el vello desprotege el área púbica, además es fácil realizarse pequeños cortes susceptibles por donde los virus y bacterias pueden colarse fácilmente.