El viernes se sentaba David, el novio de Jesús Tomillero, en Sálvame Deluxe para someterse a la prueba del polígrafo.
Todos los que pensábamos que el árbitro está utilizando la Sálvame Snow Week a modo de entrenamiento para una futura telenovela estábamos en lo correcto. Ocho han sido las veces (que sepamos) que Tomillero le ha puesto los cuernos a David. Sí, ¡ocho!
Es simplemente indignante. Después de los lloros, los veinte “te amo” en las conexiones con Panticosa, las amenazas de abandono y la pedida de mano, en Shangay estamos alucinados.
Lo que también nos ha dejado patidifusos es la actitud de David. Sabiendo que mínimo le ha sido infiel en ocho ocasiones, ¿por qué sigue con él? Nos ha quedado más que claro que también está en el ajo y que ambos buscan televisión. “Me gustaría que Jesús se sentase en el polígrafo para averiguar si ha habido más que mensajes con otros chicos”. Traducción: queremos volver al programa y seguir ganando dinero.
Tomillero vio en directo el polígrafo de su novio y volvió a montar un numerito de abandono. Que recordemos, ya es el tercer intento, aunque no termina nunca de decidirse. Su novio lo defendía: “A mí me da igual que esto me beneficie o no. Yo quiero que esté conmigo, pero él no puede abandonar el programa porque tiene una penalización”.
Una vez más, vemos que el dinero es lo que realmente les importa. Otros concursantes han abandonado realities por motivos más triviales y no ha pasado nada. Por ejemplo, Oriana Marzoli hace un par de años dejó Supervivientes simplemente porque le dio la gana.
¿De verdad Tomillero no podría abandonar si quisiera? Está claro que lo primordial no es entonces su relación, sino salir en televisión y ganar dinero.