Ilustración Iván Soldo
Fue un artista sin vergüenza. Donde muchos quisieron ver lo contrario a un ejemplo a seguir, yo veo a un creador ejemplar, que no solo se dejó llevar por sus impulsos creativos ajeno a críticas y prejuicios. También a un hombre homosexual que siguió siempre sus instintos, incluso los denominados primitivos, sin permitir que los juicios ajenos le influyeran.
Vivió a lo grande dos épocas doradas del pop, las de los 80 y los 90, y en ambas actuó de manera muy distinta. En los 80 supo amoldarse a las reglas del juego, exultante, desbordando talento, coquetería y una ambigüedad irresistible. En los 90 marcó sus reglas, y muchos se escandalizaron. Allá ellos.
Su apuesta por la libertad, personal y creativa, le convirtió en un referente que a día de hoy se antoja incluso más admirable. Es un auténtico drama que Prince y él, dos artistas que lucharon desde dentro de la industria musical por el respeto máximo hacia los creadores, se fueran en el mismo año. Ha quedado claro que su valentía les honró.
La honestidad con la que George Michael se mostró al mundo, siempre consciente de que estaba sometido a conjeturas, rumores y sarcasmos continuos, demuestra una valentía que le convierte en ejemplificante. Porque Michael, una vez tuvo clara su sexualidad, la vivió abiertamente. También sus debilidades y sufrimientos.
Decidió ser un hombre gay que, dadas sus circunstancias, viviría abiertamente sus pasiones y morbos, y lo hizo con todas las consecuencias. La muerte se convirtió en inesperada aliada creativa, y a raíz de la desaparición de su madre y de uno de sus grandes amores surgieron sus dos obras magnas, Listen Without Prejudice, Vol. 1 y Older.
Como de sus picores nació un himno imperecedero, Outside, una celebración de su pasión por el cruising envuelta en música disco de un genio que supo dar la cara, sin nada de lo que avergonzarse, tras un legendario episodio en unos baños públicos que, lejos de hundirle, le reforzó, como gay y como artista. Se enfrentó a los prejuicios de medio mundo con ironía, sinceridad y buena música, y ante esa fórmula ganadora los ‘bien pensantes’ tuvieron que callar.
No solo se enfrentó a los prejuicios de quienes nunca entendieron que quisiera vivir su sexualidad más allá de la pareja tradicional. También tuvo que ver cómo muchos artistas negros de r’n’b y soul le criticaban por llevarse premios tradicionalmente reservados a los de su raza, y lo hacían en base al color de su piel, justo contra lo que ellos siempre habían luchado.
Sí, era blanco y gay, ¿y qué? Sí, era promiscuo y se refugiaba en las drogas cuando el dolor y la confusión le cegaban. Sí, es un artista que ha hecho historia en el pop. Juzguémosle y amémosle por ello, ladies and gentlemen.