Un conocido arbitro de rugby, que reveló su orientación sexual en 2007, Nigel Owens, ha reconocido a la BBC que está pensando en someterse a la castración química por no aceptar su homosexualidad, aunque afirma que “la presión de arbitrar la final de un Mundial ante 85.000 personas y millones de espectadores en la televisión no fue nada comparado con aceptar quién soy”.
El árbitro ha sido bulímico, tuvo adicción a los esteroides y ahora dice que no quiere ser gay. “¿Puedo ser castrado químicamente?”, se pregunta.
Nigel Owens, de 45 años, ha admitido que además intentó suicidarse. Y que tras declararse homosexual está viviendo un calvario.