Es uno de los jugadores en activo más relevantes del baloncesto. Sin embargo, esta vez el nombre de Amar’e Stoudemire no vuelve a acaparar titulares por méritos deportivos sino por unas desagradables declaraciones homófobas al diario israelí Walla Sport.
A la pregunta de qué ocurriría si tuviera un compañero de equipo homosexual, el jugador respondió: “Me voy a duchar al otro lado de la calle, te aseguro que mi vestuario estaría a la vuelta de la esquina”. Y por si fuera poco, añadió: “Y tomaría una ruta diferente en coche para ir al pabellón”.
Más allá de recular, cuando el periodista quiso saber si estaba bromeando, le espetó: “Siempre hay una verdad dentro de una broma”. Por el contrario, sus compañeros de equipo aseguraron que no tendrían problema en tener un compañero gay.
El curriculum deportivo de Stoudemire, que tiene 34 años y ahora juega en el equipo de baloncesto israelí Hapoel Jerusalem, resulta admirable: ha disputado 14 temporadas en la NBA –como jugador de los Suns y de los Knicks–, ha sido All-Star en seis ocasiones y ganó una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 con la selección estadounidense.
Las salidas de tono del pívot también son notables. En 2012 tuvo que pagar 50.000 dólares por escribir un comentario homófobo a un usuario de Twitter. Tras la sanción de la NBA, pidió disculpas. “Soy un gran partidario de los derechos civiles para todas las personas”, expresó el jugador, que luego agregó: “Estoy decepcionado por mi insulto a un fan. Debería haberlo pensado mejor y no hay excusa”. Visto lo visto, parece que las multas económicas correctivas no son suficientes contra la homofobia.
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