Existen dos tipos de pene: los de sangre y los de carne. Pueden tener distinto tamaño en estado de reposo pero cuando llega la erección, ambos se encuentran en igualdad de condiciones.
A muchos nos ha pasado que en las duchas del gimnasio nos hemos fijado en los miembros de otros hombres y hemos visto evidentes diferencias (en el caso de que permanezcan en estado de flacidez). Pero es posible que las conclusiones a las que llegamos sean erróneas: puede que erectos sean muy parecidos. Esto se debe a la existencia de dos tipos de penes.
El falo es un órgano cavernoso que responde a los estímulos sexuales llenando de sangre las cavernas, de ahí su aumento de tamaño y rigidez. En el caso del pene de sangre, las paredes cavernosas son más estrechas lo que lleva a unos depósitos de sangre más grandes o más numerosos. El pene de carne dispone de menos depósitos o estos son más pequeños, las paredes cavernosas son más anchas que las del pene de sangre. Esta es la causa por la que son tan distintos los penes en reposo.
El pene de carne es de gran tamaño en reposo y al excitarse no crece demasiado. Y lo que ocurre con el pene de sangre es que este mide poco en estado de reposo y, sin embargo, al estar en erección aumenta bastante.
Pero también puede darse el caso de que un pene grande en reposo tenga numerosos y anchos depósitos de sangre que hacen que crezca mucho; o que un falo pequeño crezca poco debido a la estrechez de dichos depósitos o cavernas.
Por lo tanto, para no originar complejos innecesarios, lo mejor es dejarse de miraditas en los vestuarios para hacer comparaciones (mejor centrarse en otro tipo de miradas).