Zac Efron, en busca de ser más que un chulazo

Ilustración Iván Soldo   Zac Efron ya no solo es un hombre, sino un hombre nuevo. Lejos queda su época como ‘chico Disney’ y elemento para forrar carpetas de millones de adolescentes, cuando su pícaro rostro y melena al viento en High School Musical le catapultó al estrellato. Su novia y compañera de reparto por […]

12 mayo, 2017
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Zac Efron, en busca de ser más que un chulazo
Ilustración Iván Soldo

 

Zac Efron ya no solo es un hombre, sino un hombre nuevo. Lejos queda su época como ‘chico Disney’ y elemento para forrar carpetas de millones de adolescentes, cuando su pícaro rostro y melena al viento en High School Musical le catapultó al estrellato. Su novia y compañera de reparto por entonces, Vanessa Hudgens, llegó a reconocer que la masiva persecución femenina a la que se veía sometido sacó lo peor de ella. Y todo justo antes del estallido de las redes sociales… El actor, que empezó a destacar en su faceta de cantante, se coló en nuestros hogares a ritmo de Breaking Free, canción que interpretaba en la serie hasta la saciedad y de la que, por cierto, renegaría años después.

Tenía 17 años, y el prematuro éxito iba a ser complicado de digerir. Ya sabemos que el ‘síndrome Macaulay Culkin’ –que envía a niños estrella a los brazos del turbio mundo del alcohol y las drogas– acumula más de un juguete roto engullido en la despiadada industria artística, y Efron comprobó en sus propias carnes el arduo y solitario infierno en que se puede convertir la fama de un ídolo teen. Ingresó en una clínica de rehabilitación, asumió sus errores y, lejos de desaparecer como tantos otros, supo resetear su vida y refugiarse en su profesión y en el deporte, lo que le ha servido para poder presumir de un trabajado físico en los últimos tiempos.

A punto de alcanzar la treintena, con mente y cuerpo ordenados, Efron se enfrenta al notable reto de añadir reconocimiento a su éxito, dos términos que no tienen por qué ir de la mano. Demasiado encasillado en el papel de guaperas de ojos entreabiertos y semblante impertérrito (Cuando te encuentre, 17 otra vez), el californiano tiene toda su carrera por delante para sorprender. Mientras intenta ganarse a la crítica, en junio lucirá abdominales junto al rocoso Dwayne Johnson en la versión cinematográfica de Los vigilantes de la playa, excusa noventera perfecta para juntar a varios guapos y ponerlos a remojo y de paso, rememorar tiempos de David Hasselhoff y Pamela Anderson.

Llegado a este punto, tendrá que volverse inconformista de nuevo. Tal vez en el horizonte debiera estar la estela de Ryan Gosling, uno de los grandes iconos cool de 2017, capaz de encauzar su carrera hacia la de un refinado gentleman –nominación al Oscar a mejor actor por La La Land incluida–, cuando antes destilaba falta de carisma y expresividad. ¿Un espejo demasiado utópico en el que mirarse? Con su afán de superación de sobra demostrado, no sería de extrañar que el bueno de Zac lo consiguiera algún día.

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