316 miembros del colectivo LGBT+ fueron agredidos en Madrid el pasado 2016. Pero, ¿qué ocurre con las agresiones que se escapan de las estadísticas, calificadas por algunos como “pequeños encontronazos” que quedan fuera de todo margen legal?
Hoy os traigo mi historia, la historia de una adolescente que, consumida por la vergüenza y el miedo, fue incapaz de denunciar.
Tendría yo unos 16 años cuando esto ocurrió. La que entonces era mi novia y yo nos disponíamos a disfrutar de un concierto en las fiestas de su pueblo, era un día para festejar, para estar la una con la otra y celebrar el amor. Nos encontrábamos esperando en la cola del concierto cuando, tras darle un beso a mi pareja, una señora de unos 50 años intentó explicarnos que estábamos dándole muy mal ejemplo a su hija pequeña, y que por lo tanto debíamos parar o abandonar el lugar. Ante esta, según pensamos, “desafortunada irrupción”, decidimos alejarnos de la señora, pero no detener nuestro comportamiento, pues no consideramos que estuviéramos haciendo nada malo ni daño a nadie. Fue entonces cuando sentí una fuerte presión en mi cara, la señora se había recorrido la cola hasta nuestra posición para intentar separarnos mediante bofetadas. Mi primera reacción fue intentar alejarla lanzando el agua de la botella que llevaba conmigo, pero la señora no parecía estar dispuesta a irse y empezó a tirarnos del pelo. Segundos después, llegó el guardia del recinto para finalmente desalojar a la señora y a su hija, que había estado observando avergonzada el comportamiento de su madre.
En ese momento ni siquiera me planteé haber sufrido una agresión homófoba y lo achaqué a la mala suerte o el estado mental que pudiera tener la señora en cuestión. Soy consciente, analizando años después, que mi caso no es de los más “graves” si tenemos en cuenta a las 88 personas que desde 1990 han muerto como consecuencia de la homofobia, y por eso mismo a día de hoy te digo: denuncia. Denuncia para que estos comportamientos dejen de verse como “cosas que pasan”, denuncia para que la sociedad sea consciente de nuestras verdaderas estadísticas, denuncia para que se deje de ignorar nuestra realidad, denuncia para proteger la integridad de los que serán agredidos por una sociedad acostumbrada a la intolerancia y violencia. Porque ningún caso es menor. Denuncia.