El pasado 6 de junio, unos alumnos del instituto Gili Gaya de Lleida decidieron abandonar el aula tras ver cómo su profesor de filosofía decía que ser gay “es una enfermedad y un defecto”.
Para probar este caso de homofobia, los jovenes han decidido publicar un vídeo a través del Sindicat d’Estudiants del Països Catalans (SEPC), en el que se escucha al profesor decir: “Nadie nace homosexual. La homosexualidad no es algo natural, es una anomalía”. Contra todo pronóstico, el claustro de profesores del instituto envió una carta a los medios de comunicación defendiendo a su compañero, asegurando que al docente se le había sometido a un “linchamiento mediático y a un escarnio público” por unos comentarios hechos en clase “en un ambiente de debate”. Los alumnos han negado que existiera tal debate en clase, ya que esa conversación siguió en el pasillo, lugar donde estos pudieron filmar el vídeo que han publicado.
“¿Eso es una verdad, según tú? Aunque fuese así, es tu opinión”, pregunta en el vídeo una alumna, a lo que el profesor contesta de forma autoritaria: “Mi opinión, claro, pero es una opinión que tengo muy fundamentada”. Para el profesor todo es cuestión de ciencia. Fue entonces cuando sus alumnos le recordaron que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dejó de considerar la homosexualidad una enfermedad en 1990. Pese a los argumentos de los jóvenes, el profesor seguía en sus trece. “Os han comido el coco. Está bien visto decir ahora que es normal, pero no lo es”, afirmó.
Los alumnos, en su incansable lucha contra este acto de homofobia, han decidido pintar con los colores de la bandera gay la puerta del instituto y sostienen que tras esas “opiniones inadmisibles” sería “vergonzoso” que este profesor volviera a dar clase. Un gesto digno de admirar.