“La primera vez fue horrible, sobre todo los primeros 5 minutos. A pesar de que el chico era joven, lo pasé muy mal”, contó Aitor Trigo en su primera visita a Sábado Deluxe. Días antes ya había desvelado los primeros detalles de su dramático coqueteo con el mundo de la prostitución gay en Sálvame diario.
«Un chico me dijo que nos fuéramos a Barcelona, no tenía ni para comer. Al final me fui a Barcelona y allí nos pusimos a ejercer la prostitución desde la base, buscando clientes a través de páginas en Internet”, explicó el comunicador que, incluso, relató alguno de los dramas vividos: «En Bruselas, un cliente que odiaba a los chaperos me dejó tirado en una cuneta».
Sus precarios inicios como escort dieron paso a momentos de mayor prosperidad, según él mismo explicó, donde “cobraba 50 euros por un trabajo rápido”. Es más le llegaron a contratar “en casas de jeques en París en las que ha cobrado entre 4000 y 5000 euros por cuatro o cinco horas de trabajo”. En Paris su precio por servicio rondaba los 200 euros. “Con ese dinero pagaba mis deudas”.
Admite que en su cartera de clientes ha llegado a tener a compañeros de profesión, incluso “gente muy importante dentro de la religión y un director de un banco muy importante”.