Pierre Bergé era un hombre completo. Vivía por y para la cultura: mecenas de las artes, filántropo, marchante de arte, coleccionista, empresario, lector empederdido, activista LGTB… Pero, por encima de todo eso, Pierre Bergé fue el gran amor de Yves Saint Laurent, genio de la moda y un visionario que revolucionó la costura francesa y mundial. Juntos fundaron un imperio, no solo económico, sino artístico. Su legado es una de las grandes herencias que nos deja el sigo XX en todos los campos.
Saint Laurent puso el genio, la locura, la innovación; Pierre la sensatez, el sentido comercial. Su historia de amor es legendaria, tanto en sus años dorados, de vino y rosas, con sus exilios en Marruecos, como en su traumático final, que, sin embargo, no terminó con la alianza económica, pues siguieron juntos con proyectos en común. Presidía la Fundación Pierre Bergé-Yves Saint Laurent que creó tras la muerte del modisto, en 2008.
Tenía 86 años y murió en su casa de Saint-Rémy-de-Provence, en el sureste de Francia. La fundación ha informado que fue a causa de “una larga enfermedad”, por la cual se desplazaba en silla de ruedas desde hacía meses. Pierre Bergé se había casado el pasado mes de marzo con el paisajista Madison Cox. Se estima que su fortuna ronda los 180 millones de euros.