El domingo 1 de octubre entró en vigor la ley del matrimonio homosexual en Alemania, aprobada el pasado 30 de junio con 339 votos a favor –entre los que se encontraban los socialdemócratas, la izquierda, los verdes y algunos democristianos– y 225 en contra.
Algunos ayuntamientos, como los de Berlín, Hamburgo y Fráncfort, decidieron abrir sus puertas y sus registros civiles, a pesar de ser un día festivo, para celebrar la entrada en vigor del matrimonio igualitario. Gracias a esto, se pudo celebrar la primera boda homosexual en el país, y los afortunados fueron Bodo Mende y Karl Kreile, que se casaron en Berlín.
Alemania, después de esta celebración, se convierte en el decimoquinto país de Europa en haber legalizado el matrimonio homosexual. Con más de 100 invitados, y en una sala donde colgaban múltiples banderas de la igualdad, se celebró una boda que había generado gran expectación en el país.
Uno de los cónyuges quiso dedicar unas palabras a los periodistas que esperaban atentos la salida del matrimonio: “Por fin hemos dejado de ser una pareja de segunda clase… Es un buen paso hacia delante, pero el estado debe ahora continuar la lucha contra la homofobia y esforzarse a nivel internacional para poner fin a la penalización de la homosexualidad”.