El destino a veces nos lleva a lugares que se acaban quedando en el corazón para siempre. Es lo que le ocurrió a Juan Gómez Alemán en el año 2014, cuando lo dejó todo para entregarse a un nuevo continente, una nueva cultura y a la que sería su nueva ciudad. “Fue un momento en el que quería escapar de Madrid, y encontré en Túnez el refugio perfecto”. Llegó a la capital tunecina para trabajar durante un mes, un tiempo que se alargó gracias a nuevos proyectos laborales. “Comencé a trabajar en el Instituto Cervantes organizando pequeños festivales para difundir la cultura española por la ciudad, y mezclarla con la tunecina”.
Museo del Bardo
Así fue como se instaló en Sidi Bou Said, una localidad costera cercana a la ciudad. Un lugar que le enamoró desde el primer momento. “Ahí vivieron hace un siglo muchísimos pintores que buscaron inspiración en la luz del pueblo. Es un lugar donde se encuentra lo verdadero”. Un ambiente bohemio al que consiguió adaptarse sin problema. “Descubrí que el Mediterráneo tiene mucho poder y nos hace iguales en muchos aspectos, como en la hospitalidad, el contacto físico y visual… Sin embargo, allí se entiende el mundo de una manera muy distinta”. Y ese mar empezó a formar parte de una rutina de ensueño que hacía que no echara de menos su vida entre las calles de Madrid. “Sus playas no tienen nada que envidiar a las del Pacífico y, por supuesto, casi todos los días me daba un baño. En Túnez se respeta mucho ese tiempo de paz y cuidado del cuerpo. Por ejemplo, cuando sales del trabajo es muy común ir al baño turco. Es un lugar de encuentro, pero los hombres y las mujeres deben ir a distintas horas”.
Plaza de Kasbah
Cuestiones como esta son las que más le costaron a Juan a la hora de integrarse. Supo adaptarse a la cultura musulmana sin prejuicios, y descubrió que la vida ahí no es un caos, como mucha gente piensa, sino que se rige por otro orden de cosas. Pero la desigualdad de la mujer es evidente, así como con la comunidad LGTB. “Este tema me costaba mucho. Por eso intenté abrir mentes y colaboré en charlas para denunciarlo. Viví un gran evento LGTB, el primero que contó con el apoyo de un partido político, y fue increíble”. Fue testigo de las bases de un cambio político y de apertura. “Es una ciudad conservadora, pero también muy abierta a lo que hay fuera”. Recuerda cómo se sorprendía al escuchar a Beyoncé o a Lady Gaga en algunos bares, o al ir a fiestas que hacía con sus amigos gays en lugares secretos junto al mar. “Cuando vengo al Orgullo de Madrid, lo veo a través de los ojos de mis amigos de Túnez y me emociono. Les sorprende la libertad que tenemos aquí”.
Ahora vive a medio camino entre Madrid y Túnez, pero una parte de Juan siempre se quedará en esta ciudad del norte de África. “Me da pena el miedo que se tiene a viajar a países árabes. Túnez es un país muy bonito, y aunque es evidente que es una sociedad distinta a la nuestra, en su capital encuentras gente muy abierta. Tiene algo especial”. Así que invita a todo el mundo a descubrir esta ciudad, a visitar sus ruinas históricas, a degustar su rica gastronomía –siempre llevando cuidado con el picante– y a conocer otra manera de vivir la vida.
Juan nos ha dejado su top 5 de recomendaciones en Túnez. Continúa leyendo para descubrirlas
Ruinas de Cartago
“Pasear sin agobios de gente entre las termas de Antonino, ver un concierto en el antiguo Teatro Romano o visitar el puerto púnico es algo que hará las delicias de los amantes de la historia”.
Kelibia
“Es un lugar para los amantes de las playas enormes, aguas cristalinas, arena blanca… Aquí la belleza del Mediterráneo se muestra en todo su esplendor”.
Café des Nattes
“Es uno de los cafés más antiguos de Túnez. Está en Sidi Bou Said, un pueblo cerca de la ciudad. Es un lugar mágico, cargado de historia. Además es un punto de encuentro clave durante las noches de Ramadán”.
Carpe Diem
“A medio camino entre una discoteca y un restaurante; puedes comer, tomar una copa y bailar. Situado en la playa de La Marsa, es un lugar perfecto para hacer amigos y terminar viendo el amanecer sobre el mar”.
Medina de Túnez
“Es el lugar perfecto para comprar especias, artesanía y souvenirs. Al entrar tienes que saber que es inevitable terminar perdido entre las callejuelas; ahí reside el encanto de la Medina”.