Luis Alegre: “Se puede hablar de una superioridad homosexual”

Luis Alegre, miembro del equipo fundador de Podemos, ha hecho unas declaraciones que no han dejado indiferente a nadie. Durante mucho tiempo fue secretario general de la organización en Madrid pero, actualmente, ha dejado la primera línea política para retomar sus clases de filosofía, que al parecer es lo que más le apasiona.

Con motivo de la publicación de su ensayo Elogio de la homosexualidad ha concedido una entrevista a El Mundo, donde ha hecho unas declaraciones a Irene Hernández Velasco que han causado un gran revuelo. Charlando sobre el título de su libro, el autor comenta que “la homosexualidad nos hace más libres a todos, nos hace ver y cuestionarnos las casillas consolidadas en las que nos instalamos sin darnos cuenta. Como los homosexuales no encajamos en ninguna de esas casillas, tenemos que analizar las casillas por pura supervivencia. Ese análisis nos permite descubrir lo que esas construcciones tienen de artificial”.

Ante estas declaraciones, la periodista le pregunta, sin ningún tipo de rodeos, si está hablando sobre una supuesta superioridad homosexual. Y Alegre responde: “En algunos conceptos sí creo que se puede hablar de una superioridad homosexual. Esa obligación de analizar las casillas establecidas, de mirar desde fuera, nos coloca a los homosexuales en una posición privilegiada”.

Las palabras de uno de los fundadores de Podemos han sido recibidas con división de opiniones; muchos están en acuerdo con sus afirmaciones, pero también hay un gran sector que no se ha sentido nada identificado con el filósofo. ¿Vosotros qué opináis al respecto?

Si quieres leer la reseña que hicimos de Elogio de la homosexualidad en Shanguide, continúa leyendo

Elogio de la homosexualidad

Luis Alegre: “Se puede hablar de una superioridad homosexual”

No está ahora en primera línea política, pero Luis Alegre es uno de los fundadores de Podemos, de lo cual se muestra “humildemente orgulloso”, aunque haya decidido “dejar que los heterosexuales lo destruyan a partir de Vistalegre 2”. Que va a tirar de ironía y de provocación es algo que queda claro desde su breve introducción, en la que también advierte de que, “como es lógico, este libro habla mucho de sexo”. Alegre es profesor de Filosofía, y eso se tiene que notar, aunque en su discurso huye del lenguaje académico y de la profusión de citas. Podríamos decir que conviven en él un cierto ‘espíritu filosófico’ y un tono desenfadado para facilitar la digestión de ideas. ¿Y a qué tipo de lector se dirige? En realidad, a cualquiera. Obviamente, busca la complicidad del lector gay, pero también la del lector heterosexual (cuyo perfil difícilmente será el de padre de familia que va a misa los domingos), aunque no se corta un pelo a la hora de darle caña. El demérito de la heterosexualidad es que surge de manera espontánea, pero “no hay ni un solo homosexual (ni uno solo) que no se comporte al menos en algún momento de su vida como un filósofo”. O como un héroe: “Cuando un adolescente, en un ambiente hostil, asume con valentía su propia sexualidad, da unas muestras de libertad que, aunque sea secretamente, no pueden dejar de ser admiradas y en cierto modo envidiadas por todos”.

Generalizar es siempre un asunto peliagudo, y diríamos que Alegre tiende a constreñir al heterosexual en una celdilla de la que resulta casi imposible escapar, mientras que el ‘gay tipo’ tiene ante sí todo un abanico de posibilidades (incluso la de ser tan convencional como el que más). Pero tampoco es cuestión de buscarle tres pies al gato. Alegre tira del hilo de su tesis y, en apenas doscientas páginas, consigue poner sobre el tapete un montón de ideas francamente interesantes (por muy discutibles que sean). Y lo mismo recurre a Freud y a Bertrand Russell que a Grindr y los cuartos oscuros. “La época dorada de la heterosexualidad, que ha durado varios miles de años, está tocando a su fin”. Podría ser la voz en off del comienzo de una de esas películas épicas tan de moda últimamente. Pero no, es la frase de un hombre, “tan raro como cualquiera”, que acaba de publicar un libro que es toda una invitación a la reflexión. Lo cual, en estos tiempos de tanta tontuna digital, no es moco de pavo: pensemos (y lujuriemos). Carlos Mora