En 2014, Australia dio un gran paso en el reconocimiento de la diversidad legalizando la existencia de los géneros neutros o no específicos. Tres años más tarde, el pasado mes de agosto, los australianos salieron a la calle pidiendo otro paso adelante a su Gobierno: la legalización del matrimonio homosexual.
Desde ese momento, Australia se metió de lleno en una consulta voluntaria a través del correo postal del país, y los australianos emprendieron sus diferentes campañas a favor y en contra de esta posible legalización. Tres meses después, 12’7 millones de personas han votado en esta consulta, constituyendo un 79’5 por ciento del censo electoral del país. La respuesta de los ciudadanos ha sido rotunda, un 61’6 por cierto de los votantes ha pedido la legalización del matrimonio homosexual, tal y como afirma la Oficina Nacional de Estadística, mientras que un 38’4 por ciento de ellos se han negado.
Esta consulta ha sido muy cuestionada, y ha dividido al Gobierno del primer ministro australiano Malcolm Turnbull. Un Gobierno que tendrá que ponerse en marcha muy pronto para comenzar con los trámites de la legalización, ya que, como afirma el diario local Herald Sun, es posible que la ley se apruebe antes de las próximas Navidades.
Esta decisión, nuevamente, ha dividido a los sectores políticos australianos. El senador liberal Eric Abetz, firme defensor del ‘no’ junto al ex primer ministro, ha hecho unas declaraciones a la cadena local ABC: “Lamento la decisión del pueblo australiano que se refleja en la encuesta postal, pero la respeto”.
El propio primer ministro no ha querido esperar para dar sus primeras palabras tras la publicación de los datos de la consulta y, agradeciendo a la Oficina Nacional de Estadística sus servicios, ha manifestado que el Parlamento se pondrá en breve a trabajar para cumplir con la voluntad del pueblo: “Los australianos nos han pedido que hagamos esto posible. Este año, antes de Navidad, debemos cumplir con nuestro compromiso”.