No todos los días pueden ser buenas noticias las que os traigamos. Ayer arrancábamos el día con gran alegría tras la publicación de los datos positivos durante la consulta del matrimonio homosexual en Australia. Hoy, desgraciadamente, os traemos algo muy diferente, ya que siguen existiendo países en los que el pensamiento en cuanto a la homosexualidad no avanza.
Human Rights Watch (HRW) ha elaborado un informe sobre las terapias de conversión que se están realizando en China gracias al testimonio de 17 víctimas de la comunidad LGTB. Estas terapias tienen como finalidad alterar la sexualidad de sus ‘pacientes’ a través de abusivas técnicas.
Una de las víctimas, sin reconocer su identidad, ha querido manifestar cómo fue el infierno que tuvo que sufrir tras aceptar esa terapia: “Sentí como si tuviera agujas apuñalando mi piel. Después de unos minutos, mi cuerpo comenzó a temblar. No fue hasta más tarde que me di cuenta de que esa era una máquina de electrochoque”.
La mayoría de las víctimas reconoce haberse sentido muy presionadas por su entorno, tanto por sus amigos como por la familia. Muchos cuentan que sus padres se lo pedían de rodillas, y llorando, temiendo que la gente se enterase de su homosexualidad antes de que fuera ‘curada’. Otros manifiestan que fue totalmente en contra de su libertad, sus familiares los llevaron engañados y los ingresaron en el centro. Posteriormente, algunos intentaron escapar pero no lo consiguieron, y tuvieron que soportar las torturas a las que eran sometidos en dichos centros.
Suministro de medicamentos, electrochoques, insultos y acosos verbales son algunas de las barbaridades que estas víctimas han tenido que soportar en estas terapias. El director de derechos LGTB de HRW, la organización que ha elaborado el informe, ha declarado públicamente: “Hace más de 20 años que en China no se considera la homosexualidad un delito, pero la comunidad LGTB todavía sigue siendo sometida a encierros y abusos para intentar cambiar su orientación sexual”.