Ilustración: Iván Soldo
Ahora que términos como ‘diva’ y ‘estrella’ están tan devaluados por el sobreuso, al menos nos queda ‘mito’, que no es tan fácil de adjudicar a la primera, porque le queda muy grande a cualquiera que no se lo merezca. Tina Turner es de las que lo llevan implícito, y se lo ha ganado a pulso, y por piernas. También porque ha sabido actuar en consecuencia a él, como tantos otros mitos de la música. Tina, a secas, es uno de esos elegidos.
Cuando consideró que había llegado el momento de dejarse ver menos y que fuera su legado el que hablara por ella, lo hizo. Y es que los mejores mitos son los que administran no solo su obra, también sus apariciones públicas, los que deciden lo que quieren el público sepa de ellos/as. Cuando Tina pensó que ya había compartido lo suficiente con su público –que ha sido mucho, y durante décadas–, se esfumó. En Suiza y con su marido multimillonario, eso sí, a lo grande. Que se te eche de menos en vida amplifica el mito, probado está. Y se la echa de menos… porque ya no quedan tantas como ella. Igual que tampoco hay tantas estrellas vivas que den para un musical.
Tina ya tiene su película, What’s Love Got To Do With It?, y en breve tendrá su musical, titulado, cómo no, Tina. The Tina Turner Musical, que se convertirá en motivo de peregrinación al teatro Aldwych de Londres desde finales de marzo. Dirige Phyllida Lloyd, responsable de exitazos como Mamma Mia!, y dará vida al mito Adrienne Warren, que tiene un importante reto por delante. Cuenta con la bendición de la diva, la estrella, el mito, que está detrás de esta producción y no faltó en la presentación a la prensa del musical en la capital británica, donde dio sus bendiciones a la aventajada pupila, de la que dijo “es del Sur [de Estados Unidos], donde yo crecí, y lleva el rock y el soul en su ADN”. No puede pedir más Warren de momento, a la espera de comprobar si el público también le da su bendición.
Lo que está claro es que en 2018 se hablará, y mucho, de Tina Turner. De su atribulada vida, de su manera de mover las caderas, de un repertorio a prueba de críticas –porque recordemos que incluso salió indemne de un dúo con Eros Ramazzotti–, de su brillante resurrección artística en los 80 con Private Dancer, de su colección de pelucas (que ya deberían tener un museo)… Cumplió 78 años el pasado 26 de noviembre, y en su reciente minitour promocional en Londres demostró con su presencia que está a la altura del mito que es. Yasss.