Ha llovido desde esta entrevista que le hicimos a Carla Bruni en 2003, cuando acaba de lanzar su primer álbum, Quelqu’un m’a dit. Estaba encantada de sentirse sujeto activo de su carrera, porque aseguraba que cuando ejercía de top model se sentía un mero objeto. En aquel momento, hace ya quince años, estaba feliz de poder disfrutar del éxito profesional lejos de la obsesión de belleza. En su habitación de hotel, en la que nos recibió sola, sin necesidad de ayudantes o responsables de su casa de discos que supervisaran la charla, nos confesaba: “Tengo 35 años, pronto empezaré a tener arrugas y no pasa nada. Ahora compongo y canto, ya no necesito una cara bonita”.
A Carla Bruni nunca le propusieron, como a Naomi Campbell, probar suerte en el mundo del pop encabezando un proyecto prefabricado, pero entiende perfectamente que su colega probase suerte. “Al fin y al cabo, detrás de ella estaba nada menos que Quincy Jones. Así que si el disco no funcionó no fue solo culpa de Naomi, que apenas tuvo tiempo de centrarse en es historia, también lo fue de Jones. Solo debes embarcarte en una aventura así si crees al 100% en lo que vas a hacer”. Y para una Milla Jovovich que se defiende como actriz, hay muchas Cindy Crawfords que fracasan. “Es un tema del que puedo opinar con menos conocimiento de causa, porque no sé nada de la interpretación, ni me ha interesado nunca ser actriz”. Ojo, que esto decía sin saber que, años más tarde, terminaría siendo dirigida por Woody Allen en Midnight in Paris. “Actuar para mí sería dar un paso atrás”, afirmaba, “porque es otro oficio en el que la imagen es muy importante. Yo ya paso de tener que estar obsesionada por salir favorecida, quiero envejecer de una manera natural. La capacidad de seducción de una mujer crece con la edad, siempre y cuando no frene el proceso natural. Las actrices que se operan continuamente acaban pareciendo muñecas ridículas que solo atraen a esos machos descerebrados que todavía andan sueltos por ahí…”. En estos términos hablaba, sí, mucho antes de casarse con Nicolas Sarkozy y terminar ejerciendo de primera dama de Francia. Nos contó mucho más, todo esto:
“La vanidad es mala consejera de la creatividad”
SHANGAY ⇒ ¿Por qué has optado por un disco tan sencillo para tu debut en la música?
CARLA BRUNI ⇒ Refleja la música que más me gusta, el folk; es lo que escucho a todas horas. Se me da mal estar al día, voy muy lenta. Sé poquísimo de rap, trip-hop, hip-hop, house…, son estilos a los que nunca me he enganchado. He hecho un disco poco comercial que no tiene nada que ver con lo que la mayoría demanda, pero es exactamente lo que quería ofrecer. No podía pretender ir de innovadora, así que he preferido ser honesta.
SHANGAY ⇒ ¿Te refugiaste en la música al bajarte de las pasarelas?
CARLA BRUNI ⇒ Llevaba años soñando con dedicarme a la música, y me aferré a ella en cuanto pude. Dejar la profesión de modelo fue duro. De pronto tenía veintinueve años y estaba sin trabajo. Como el resto de compañeras de mi generación. Seguíamos siendo conocidas, pero dejaron de llegarnos ofertas, lo cual es hasta cierto punto lógico: la moda necesita constantemente caras nuevas. Si has trabajado con Jean-Paul Gaultier durante diez años es normal que decida buscarse una nueva chica que le inspire sus próximas colecciones. Así que poco a poco me centré en la música.
“Me encantaba el mundo de la moda porque era un ambiente muy creativo, libre y muy gay”
SHANGAY ⇒ ¿No esperabas que los críticos te recibieran con las plumas afiladas?
CARLA BRUNI ⇒ Por supuesto. Pero han sido muy generosos conmigo. Supongo que les ha sorprendido que no haya editado un disco artificial, producido a lo grande, y que no sigue ninguna moda actual. Creo que es obvio que no es un álbum pensado para alcanzar el éxito fácil, y los críticos, que están hartos de Operaciones Triunfo, han apreciado mi postura.
SHANGAY ⇒ ¿Qué han dicho tus antiguos compañeros del mundo de la moda?
CARLA BRUNI ⇒ Les encanta el disco. Cuando salió en Francia se lo mandé a todos: a Karl Lagerfeld, a Yves Saint Laurent, a Gaultier…; me interesaba mucho su opinión porque les considero amigos cercanos, es gente con la que he compartido muchas experiencias y les echo de menos. Me quedé muerta ante las muestras de cariño y los elogios con que me han obsequiado. Sé de fotógrafos que utilizan el disco para ambientar sus sesiones de fotos, y si llamas a mi agencia escuchas mis canciones cuando te ponen en espera [risas].
SHANGAY ⇒ Serge Gainsbourg es uno de tus autores preferidos, y has incluido una canción suya en tu álbum. ¿Qué otros referentes son básicos para ti?
CARLA BRUNI ⇒ De entre los franceses, Charles Trenet, Georges Brassens, Barbara, Jacques Brel, Léo Ferré o Manu Chao. También tengo siempre muy presentes a Bob Dylan y a Leonard Cohen. Y el blues clásico me fascina: de Bessie Smith a Chuck Berry pasando por Otis Redding. Lo que más me gusta de la tradición musical francesa es que sus autores siempre cuentan historias; tienen un modo especial de componer, con un componente narrativo que me apasiona.
SHANGAY ⇒ ¿De dónde surge la inspiración de las pequeñas historias que cuentas en tus letras?
CARLA BRUNI ⇒ De mi propia vida; son letras muy personales. Todas las canciones me las inspiran sentimientos íntimos o personas a las que quiero. Como Raphaël, que se la escribí a mi chico. Es profesor de filosofía; guapísimo y con un cuerpo de escándalo, deberías verlo, y encima es mucho más joven que yo, tiene veintiséis. Cuando le conocí hace tres años me quedé muerta, y pensé cuál sería la mejor manera para seducirle. Así que le compuse una canción. Un día le dije: “¿Quieres escuchar esta canción que he escrito? Se llama como tú”. Y se enamoró de mí.
¿Por qué aseguraba que estaba harta de ir de guapa? ¿Qué comentó de sus días de sexo, fama y drogas como top model? Sigue leyendo
SHANGAY ⇒ ¿Te ha quedado el estigma de la obsesión por la belleza típica de las modelos?
CARLA BRUNI ⇒ No. Han sido muchos años sacándole partido a mi imagen, con lo cual acabé aburrida de estar pendiente de ese tema. Después de doce años conviviendo con la alta costura, las joyas, los peluqueros y demás lo que más aprecio es la simplicidad de lo básico. Si quiero verme fantástica me cojo cualquiera de mis books y ahí estoy, estupenda. La belleza y la sofisticación ya no me motivan nada; la vanidad es mala consejera de la creatividad. Ahora estoy en una situación privilegiada en la que ya no soy el centro de atención de la gente, y puedo dedicarme a observar a los demás. Por eso me gusta tanto viajar en metro.
SHANGAY ⇒ ¿Carla Bruni viaja en metro?
CARLA BRUNI ⇒ Cuando trabajaba como modelo jamás lo cogía. Era demasiado popular, mi cara aparecía en todas las revistas. Ahora sí viajo en metro. Primero, porque el tráfico en París es terrible, y segundo, porque así estás en contacto con la gente real. Me pongo una gorra, zapatillas de deporte, vaqueros, no me maquillo y nadie se da cuenta. Tampoco soy Madonna, no es tan difícil pasar desapercibida. Conozco gente muy famosa que vive una vida de locos: con jet privado, guardaespaldas y todo eso, pero hay otros muchos que viven como tú y como yo.
SHANGAY ⇒ ¿Por qué has elegido esta vida ‘normal’?
CARLA BRUNI ⇒ Porque la otra la viví durante muchos años. Ya he pasado por ahí; he cogido el Concorde cientos de veces para pasar unas horas en Nueva York y volver, y no tengo necesidad de seguir haciéndolo. Lo que me gustaba de esa vida superglamourosa es que era tremendamente divertida. Me encantaba estar en contacto con los diseñadores, los peluqueros, los maquilladores, los fotógrafos… Era un ambiente muy creativo, libre y muy gay.
“La estupidez está por todas partes, no es patrimonio exclusivo de las top models. He conocido a auténticos subnormales que eran políticos e incluso intelectuales”
SHANGAY ⇒ ¿Sigue siendo un tabú para las modelos lesbianas su sexualidad?
CARLA BRUNI ⇒ Por desgracia, sí. Yo he conocido a muchas, pero la mayoría viven en el mayor de los secretismos. La única que recuerdo más natural en ese sentido era Eve, una tía muy guapa, con la cabeza rapada y tatuajes, que trabajaba mucho para Chanel. Su novia era su maquilladora, así que siempre estaban juntas. La prensa nunca se interesó por el tema, pero todo el mundo de la moda lo sabía y nadie le daba mayor importancia. Así como es habitual encontrarte con modelos masculinos gays, las modelos lesbianas no se dejan ver. No sé por qué tienen ese problema para expresar sus sentimientos con libertad, me parece muy triste.
SHANGAY ⇒ ¿Te sentías un bicho raro frente al resto de compañeras modelos?
CARLA BRUNI ⇒ Ni mucho menos. La estupidez está por todas partes, no es patrimonio exclusivo de las top models. Yo he conocido a auténticos subnormales que eran políticos e incluso intelectuales. Al menos las modelos no son pretenciosas en ese sentido. Y hay un detalle importante a tener en cuenta cuando se las juzga: la gran mayoría son chicas muy jóvenes, que en muchos casos no han estudiado y que viven alejadas de sus familias. Por eso las defiendo, porque sé como te sientes cuando todo el mundo te trata como si fueses retrasada sin conocerte.
SHANGAY ⇒ Siempre tuviste fama de ‘party girl’. ¿Fueron las drogas compañeras de viaje en los días de gloria y estrés continuos?
CARLA BRUNI ⇒ Trabajaba tanto que no podía disfrutar del sexo, la fama y las drogas como me hubiera gustado [risas]. Bueno, lo del sexo lo llevaba mejor, pero drogarme y perder los papeles era algo que no me podía permitir a menudo, porque normalmente tenía que estar en pie a las seis de la mañana. Y no soy una mujer especialmente energética, de manera que si no descanso lo suficiente enseguida me pongo enferma. Algunas amigas mías con mayor capacidad de aguante sí que vivieron la experiencia a tope, sin privarse de nada.
“Trabajaba tanto cuando era modelo que no podía disfrutar del sexo, la fama y las drogas como me hubiera gustado. Bueno, lo del sexo lo llevaba mejor”
SHANGAY ⇒ ¿Estás recuperando ahora el tiempo perdido?
CARLA BRUNI ⇒ No. Ese tipo de vida es para disfrutarlo cuando eres joven. Ahora tengo que cuidar de mi hijo Aurelianne, que tiene veinte meses. Así que cuando no estoy enfrascada con mi música tengo que cuidar a mi hijo, y si no, a mi hombre. Y el resto del tiempo lo dedico a dormir, ¡con lo cual no me quedan horas en el día para desfasar! Con lo que me gusta colocarme, qué pena [risas]. Aunque no debería decirlo de esa manera. Las drogas son terribles, y solo los adultos conscientes de lo que hacen deberían consumirlas si quieren. Yo nunca me he metido coca ni he tomado pastillas; esas drogas tan fuertes no se inventaron para mí. Yo prefiero una copita y algo para fumar.
SHANGAY ⇒ Volviendo a tu presente profesional, ¿qué planes inmediatos tienes?
CARLA BRUNI ⇒ Estoy acabando las canciones que incluirá mi próximo disco en inglés. Y ensayo de cara a mis primeros conciertos en Francia. El disco ha tenido tanto éxito allí que los promotores están desesperados por que lo presente en directo. Me apetece mucho hacerlo para ver de cerca de la gente que se ha comprado el álbum. Pero a la vez me da miedo: no sé si sabré defenderme, si seré capaz de mantener su interés durante todo un show… Porque una cosa es desfilar un momento sobre una pasarela y otra muy distinta cantar con tu guitarra durante una hora. Será un nuevo desafío, que despierta en mí sensaciones encontradas. Sentir esos nervios que me entran al pensar en el riesgo que entraña esta nueva aventura me encanta.
EL ÁLBUM FRENCH TOUCH ESTÁ EDITADO POR TEOREMA. CARLA BRUNI ACTÚA EL 10 DE ENERO EN MADRID (TEATRO NUEVO APOLO) Y EL 12 EN BARCELONA (PALAU DE LA MÚSICA CATALANA)