Idílica y especial. Así es la Reserva Natural de Muniellos, situada en el sureste del Principado de Asturias, un bosque que solo permite el acceso a un máximo de 20 personas al día para preservar su entorno único. El lugar perfecto para que el piragüista exprese su amor por la naturaleza y saque pecho por todo lo bueno que atesora su región de procedencia. “Asturias tiene paisajes inigualables, gastronomía inigualable y un calor de la gente inigualable… Y la experiencia en Muniellos es inédita, uno de los parajes más restringidos de Europa y no hay mucha gente que tenga acceso a sus maravillosas vistas. Encima, si acompaña el día puedes apreciar los colores, la salida de la niebla…”, comenta con orgullo. Él, que ha viajado y competido por todo el mundo, encuentra la paz necesaria para todas sus actividades cerca de casa.
“No me hace falta una desconexión, porque lo que hago todos los días me apasiona”
Al talento deportivo de Hernanz hay que añadir su gran capacidad de sacrificio diario, y una visión realista sobre la necesidad de formarse más allá de la élite. Es consciente de que será complicado alargar su trayectoria más allá de los Juegos Olímpicos de 2020 –contará entonces con 37 años–, y por ello encaja dentro de su atareada rutina tiempo para finalizar un Grado en Derecho. “Tengo ocupado todo el día. Me levanto hacia las 6:30h de la mañana, desayuno y al agua. A las 9h salgo para comer algo, y me pongo a estudiar un par de horas… Vuelta a entrenar hasta las 14h con sesión de gimnasio o bicicleta, y después de comer más entrenamiento. Antes de cenar, un poco más de estudio, y a la cama pronto. Se trata de organizarse bien y no dejar horas muertas, así se puede compaginar todo”.
¿Queda tiempo para el ocio y los seres queridos? Esa sería la gran pregunta, más aún si tenemos en cuenta que su pareja, la multicampeona nadadora Mireia Belmonte, cuenta con una agenda tan complicada o más que la del asturiano. “Mi ocio se basa en el entrenamiento, porque lo disfruto muchísimo. No me hace falta una desconexión, porque lo que hago todos los días me apasiona. Cuando tengo tiempo libre hago más deporte [risas]. A mi novia la veo por la noche cuando estamos en casa, y el fin de semana lo aprovechamos. El domingo, que es el día más libre, sales a comer fuera, pasear, cine… Como casi todas las parejas que están ocupadas; al final, esos días son los más tranquilos, y los aprovechas para disfrutar, entenderte y hablar de todo un poco…”, asume con naturalidad el piragüista. No hay piedra en el camino que suponga un gran obstáculo.
La homosexualidad y el deporte son dos términos que no acaban de casar bien en España. La ausencia de referentes y visibilidad provoca que en este ámbito la normalización sea todavía muy lejana. Sin embargo, Hernanz tiene una visión más esperanzadora y positiva de la situación, teniendo en cuenta que el olimpismo es un organismo que se concibe como una familia donde la tolerancia y el respeto son las bases de su fair play. “No creo que haya tabú en España a la hora de salir del armario o que haya un rechazo social, todo lo contrario. Creo que el colectivo gay, hoy por hoy, es muy respetado dentro del mundo del deporte. Todo viene dentro de una educación social y lo que te hayan inculcado, pero creo que España es uno de los países más libres y tolerantes en ese sentido”, expone con orgullo.
Su compañero y multicampeón olímpico Saúl Craviotto es el culpable de haber puesto en el mapa de nuestro país el deporte que comparte con Hernanz. Y no solo lo ha hecho por sus éxitos en el kayak, sino por una destreza ante los fogones que le aupó hace unas semanas como ganador de la segunda edición Masterchef Celebrity. Nuestro protagonista no dudaría en seguir sus pasos delante de las cámaras: “Lo veo como un referente y me encanta la imagen que está dando. Es uno de los mejores deportistas de España y se muestra en televisión tal y como es él: humilde, trabajador y familiar. Y desde luego, me encantaría en un programa como en el que ha entrado él para demostrar que los deportistas no somos cabezas cuadradas que simplemente nos dedicamos a entrenar”.
En un deporte no demasiado mediático, el gran objetivo aparece cada cuatro años de la mano de la cita olímpica. Antes de que el vértigo de una posible retirada aparezca en el horizonte, y para la cual confiesa estar preparado mentalmente, Hernanz tiene depositadas sus ilusiones en la capital nipona, donde espera llegar al máximo nivel. “El objetivo es llegar a Tokio 2020 en las mejores condiciones posibles. Pero hay que ir viendo cada año cómo se va manteniendo el rendimiento, aunque viendo la evolución en los últimos tiempos no creo que haya problema en completar el ciclo olímpico. Hay que mantener la dedicación, pasión y confianza, que es lo más importante”. El piragüista fue quinto en Río de Janeiro 2016, en la prueba de K4 1000 m, y espera mejorar ese resultado tocando metal y subiéndose al podio… Desde luego, empeño y dedicación no le faltan.
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