Foto del matrimonio con sus hijos que Sarasola ha compartido en su Instagram.
Kike Sarasola es uno de los empresarios abiertamente gays con más éxito en nuestro país. El dueño de la cadena Roommate y su marido, Carlos Marrero, han hablado sobre su familia, su relación y la conciliación de ser empresarios con ser padres de dos niños, Aitana y Enrique.
En una entrevista para La Revista de Ana Rosa han contado cómo se conocieron –hace ya 24 años– y cómo ha sido su vida juntos todo este tiempo. Su relación, basada en “respeto, complicidad y grandes dosis de libertad”, como ellos mismos contaban, está marcada por el nacimiento de sus dos hijos.
Tras mucho luchar, consiguieron ser padres a través de la gestación subrogada de Aitana y Enrique Junior, de cuatro y un año respectivamente. En la entrevista contaron que tuvieron que irse a Estados Unidos para poder tener a sus hijos porque fueron “maltratados” por la Comunidad de Madrid en un intento de adoptar, antes de la Ley de igualdad. Aunque confiesan que les hubiese gustado ser familia numerosa, admiten que sus hijos son maravillosos y que tienen la sensación y satisfacción de haber cerrado el círculo natural de su vida.
“Cuando eres padre, tu mayor miedo es que tus hijos estén bien. Es lo único que me preocupa de verdad”, asegura Sarasola. Sus hijos se han convertido en su mayor preocupación y están totalmente volcados en su paternidad: “Como padre lo único que quieres es que, hagan lo que le hagan, se sientan realizados…”, continúa.
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“Hemos sido siempre muy reivindicativos por los derechos LGTBI con el fin de normalizar la situación. Hemos expresado cómo somos libremente y hemos estado siempre orgullosos”. Se han convertido en un icono de la visibilidad LGTB en muchos aspectos. Sarasola fue el primer deportista olímpico español en salir del armario, siempre ha estado muy involucrado con el colectivo y, con su familia, forma un ejemplo de visibilidad y normalización LGTB. “El día que no te tengan que preguntar si eres gay será cuando de verdad habremos conseguido nuestros objetivos”, afirma contundente.
Tras estas declaraciones que recogemos de Kike Sarasola hablando de sus hijos, recuperamos este vídeo con una familia gay que nos cuenta cómo es su día a día con los pequeños.
David y su marido tienen dos hijos, y también tienen muy claro los motivos que les han llevado a hacer este reportaje para Shangay.com: “Cuando se tienen hijos hay que dar la cara, porque la sociedad tiene que reconocerles toda la dignidad que les pertenece”, nos dice David, que es licenciado en Psicología y colabora con Surroconexión, una consultora de servicios de gestación, y es socio de las asociaciones Son Nuestros Hijos y Asociación por la Gestación Subrogada en España. Quiere aclarar todos los interrogantes éticos que se plantea la sociedad en un momento en que el debate vuelve a estar muy presente en España, donde se está planteando cómo dar cobertura legal a una situación que “no es ilegal, sino alegal”.
Por motivos obvios, ambos prefieren mantener el anonimato de los niños, que no van a ser expuestos a los medios, pero también quieren aclarar una serie de conceptos que consideran erróneos y que están muy extendidos en la sociedad. Entre ellos, los peores son los de ‘vientre de alquiler’ o ‘maternidad/paternidad subrogada’. El primero es, quizás, el que más les molesta: “Hay que desterrarlo, como se ha logrado desterrar el de ‘bebé probeta’ o el de ‘niños paja’ que existía en los setenta y ochenta del pasado siglo. Hay que acabar con eso”.
David deja claro que ellos no optaron por esta técnica como segunda opción tras desterrar la adopción: “La adopción es una medida para la protección de la infancia, y la gestación subrogada es una técnica de reprodución asistida. Nosotros nunca nos habíamos planteado ser padres por adopción. Fue cuando vimos en 2009 en una revista un reportaje –que en verdad era muy básico– sobre gestación subrogada, y pensamos ‘hay gente que es padre a través de esta técnica’… pues vamos a investigar a ver cómo es posible. Fue el primer planteamiento que nos hicimos con respecto a la paternidad. Hasta ese momento era algo con lo que no contábamos. Nosotros, como familia homoparental, no podíamos reproducirnos y entonces… pues no había opción. Hasta conocer cómo se hacía el proceso en Estados Unidos, se nos planteaban varios interrogantes éticos. Una vez que vimos que estaba perfectamente regulado, legislado, con unas normas éticas que lo amparaban, las dudas se disiparon rápidamente”.
Sobre los términos de ‘maternidad/paternidad subrogada’, David también es contundente: “La maternidad o la paternidad no se subroga, es un concepto de por vida. Trasciende a la gestación, que es lo que sí se subroga. Una mujer gesta a tu hijo porque tú, por los motivos que sean –biológicos, por ser hombre; médicos, por haber tenido una enfermedad; sociales, etc.– no puedes hacerlo. La gente usa el concepto de forma errónea. Una persona cuida de tu hijo durante un tiempo en el que tú no puedes hacerlo y la gestante así lo entiende. Son mujeres que pasan por una evaluación psicológica y tienen claro que no es su hijo, que están cuidando al hijo o hijos de otras personas. Los padres también tenemos que pasar por ese proceso de evaluación psicológica. Como ocurre con los donantes. Pero en ese caso, nadie se cuestiona que un donante aparezca un tiempo después reclamando una supuesta paternidad, algo que siempre se plantea en el caso de las gestación subrogada, en la que siempre se está con el ‘y si su madre con el tiempo decide…’. Pero no hay madre, sus padres somos mi marido y yo. Quienes optamos por este procedimiento sabemos lo que hacemos. En el caso de Estados Unidos, los controles son muy rigurosos y las gestantes tienen un perfil determinado, son mujeres empáticas, altruistas, con un concepto de la vida muy amplio”.
En la entrevista también nos aclaran cómo han explicado a sus hijos quién ha sido la mujer que los ha gestado y cómo, desde el principio, les han hablado de ello con total naturalidad: “Es su derecho, todos los niños tienen el derecho a saberlo”.
David también quiere reivindicar –en un momento en el que la gestación subrogada vuelve a estar de plena actualidad, pues es un tema a debate en la política del momento– que es necesario regular el proceso en España. Sobre la tan reclamada ley, afirma: “Deseo que se legisle, porque todo aquello que se legisla –y que está bien legislado– evita muchos problemas, muchos conflictos éticos, morales y legales. Entonces es necesario que en España se legisle ya y que las familias dejen de ir al extranjero a realizar este proceso, con lo que esto supone para las familias a nivel tanto económico como emocional. Por otro lado, los impedimentos eran el tema del registro de los niños, que con la instrucción del 5 de octubre de 2010 quedó más o menos solucionado, pero solo para países en los que exista una sentencia judical que establezca la filiación. Luego está el tema de las prestaciones de paternidad y maternidad; el Tribunal Supremo ya ha dictado sentencia en este sentido y ya se están empezando a conceder. El siguiente punto sería una Ley de Gestación Subrogada, y que las familias no tengan que hacer turismo reproductivo y emigrar para poder tener a sus hijos”.
Entramos así en otro de los temas recurrentes cada vez que se habla se gestación subrogada: el alto precio que hay que pagar para llevarla a cabo. “Sí, es un proceso muy caro. Es cierto. Hay muchas personas que no pueden permitirse el salir de nuestras fronteras para realizar este proceso y se quedan sin ser padres por ello. Es necesaria en España una ley que esté muy bien hecha, que sea garantista para todas las partes que están implicadas en el proceso y que permita a todas las familias conseguir su sueño. Hay una serie de gastos adicionales o indirectos que se ahorrarían, como viajes, alquiler de apartamentos, traslados… Si en España consiguiéramos aprobar una ley, muchos de esos gastos no existirían y, desde luego, hay muchas familias que no pueden tener hijos y que, como no cuentan con estos recursos, efectivamente se quedan fuera. En verdad, la gestación subrogada es cara, pero no es una técnica que solo utilicen los ricos. Nosotros no somos ricos. No todo el mundo que recurre a una técnica de gestación subrogada es porque tenga mucho dinero, en contra de lo que la sociedad suele pensar”.