Existe la falsa creencia de que, en muchos aspectos de la vida, todo lo largo equivale a “lo mejor”. No hace falta ejemplificar mucho. En muchos aspectos esta relación no es necesariamente obligatoria, sin embargo, en lo que a duración de una relación de pareja se refiere, la Ciencia confirma que los beneficios que aporta un vínculo duradero no son para nada despreciables.
Desde la Teoría del Apego se maneja la duración de dos años para empezar a considerar a una relación como estable. Además, es bien sabido que nuestra principal figura de apego va variando según nos desarrollamos (por ejemplo: primero lo fue nuestra madre, después los compañeros de colegio, etcétera). Pues bien, la cifra de dos años es también a partir de la cual se considera que nuestra pareja pasa a ocupar el podio en cuanto a afecto y dedicación se refiere. Por tanto, es más que obvio que las relaciones, siempre que se encuentren dentro de unos límites sanos, cuanto más duraderas sean, más beneficios reportarán a quienes las disfruten.
Lo anterior es válido para cualquier tipo de modelo relacional, pero hay que destacar que es aún más positivo para parejas LGTB en comparación con las heteronormativas. Las personas diversas, en no pocas ocasiones, han tenido que lidiar con una serie de fenómenos derivados de la propia vivencia de su deseo que ni por asomo imaginan las heterosexuales: estereotipos, prejuicios, discriminación, etc. (que pueden conllevar una vivencia de homofobia interiorizada y estrés, por ejemplo). Tener una pareja duradera con la que compartimos esta lucha puede reportar beneficios notables a nuestro autoconcepto y, además, podría actuar como elemento de empoderamiento.
Además, en cuanto a parejas diversas es casi obligatoria la lucha constante por erradicar estereotipos asociados a ellas. Sobre la población LGTB se tienen innumerables prejuicios: somos promiscuos, tenemos una sexualidad compulsiva, nos cuesta vincularnos con otros, etc. La sociedad, lamentablemente, no espera de nosotros que mantengamos uniones sólidas y duraderas con personas de nuestro mismo género. Por tanto, visibilizando este tipo de relaciones estaremos demostrando que nosotros, al igual que el resto, podemos establecer los patrones de relación que nos apetezca, y además estaremos pateando los viejos paradigmas de los que se ha hablado. En definitiva, en cuanto a parejas LGTB, parece que cuanto más largas, mucho mejor.
¿Y tú? ¿Conoces muchas relaciones LGTB duraderas? ¿Qué opinas de la ‘regla de los dos años’?