Fue en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 cuando Sandra Forgues consiguió el oro olímpico en piragüismo, aunque lo hiciese con un nombre e identidad que no se ajustaban a su realidad. Desde hace unos meses, la campeona vive públicamente como la mujer que siempre había sido en secreto, por miedo a dar el paso y visibilizarse como mujer transexual. “Hasta entonces, yo tenía una vida social, familiar y profesional exitosa. Estaba involucrada en millones de cosas. Pero mi vida íntima estaba en prisión. Siempre había pensado que era o una cosa o la otra. Y mientras no sufriese demasiado, daba prioridad a lo más fácil, a mi vida social como hombre, viviendo mis momentos femeninos en secreto para poder soportarlo”.
La deportista se refugió por completo en el deporte, terreno que le otorgó dos medallas olímpicas y cinco campeonatos mundiales. Sin embargo, Sandra se sentía cada vez peor al ver la cantidad de personas que se atrevían a visibilizarse como transexuales, mientras ella no era capaz de hacer pública su verdadera identidad. “Sabía que para ser feliz tenía que hacer esa transición, pero me lo prohibía a mí misma”.
Finalmente, su mujer (que encontró algunas piezas femeninas) le dio todo su apoyo y respeto, iniciando así la nueva vida de Sandra. Hoy, la piragüista puede vivir feliz, siendo la persona que siempre ha sido y sin miedo a lo que el mundo diga de ella.