En la aplicación de ligoteo gay más popular, fundada hace ya 9 años y que cuenta con cerca de 4 millones de usuarios activos cada día, los consumidores pueden elegir qué tipo de información quieren compartir con el resto de personas. Entre esta información se incluye, además del nombre o nickname del propio usuario, la edad o la procedencia, otro tipo de datos más personales, como el rol sexual, el estatus serológico (si tienes o no VIH), cuándo te realizaste la última prueba o chequeo médico, la “tribu” a la que perteneces, el interés de la persona (qué buscas en la aplicación) e incluso la ubicación.
Esta información, en ocasiones, ha sido transmitida en forma de texto sin encriptar, por lo que la hace vulnerable a pirateos informáticos, pero ahora se ha descubierto que Grindr ha filtrado información a las empresas Apptimize y Localytics, encargadas de la optimización de aplicaciones. El problema con este filtrado es que la información referente al VIH de los usuarios va anexada al resto de información que éstos publican en su perfil, por lo que no se trataría el dato relativo al VIH de forma aislada, sino que, en este caso, lo hace vulnerable a poder identificar de quién se trata cada dato confidencial. Esto violaría el derecho a la intimidad personal, que vela, entre otros aspectos, por proteger los datos personales referidos a VIH y al estado de salud de personas seropositivas frente a intromisiones ilegítimas en cuestionarios, reconocimientos médicos o declaraciones sobre el estado de salud.
Según James Krellenstein, integrante del grupo ACT UP que defiende a personas con SIDA, esto supone una violación de los estándares básicos que se esperan de una aplicación que precisamente se promociona como defensora de la comunidad gay.
A pesar de ello, el jefe de tecnología de Grindr, Scott Chen, matiza que esta información no se vendió a terceros, puntualizando que miles de empresas comparten información de forma totalmente confidencial y segura.
Y tú, ¿piensas que Grindr ha traicionado a la comunidad LGTB?
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