Robert Páez es un saltador olímpico venezolano de 23 años que se ha vuelto viral en las redes tras salir públicamente del armario. Ha participado ya en los Juegos Olímpicos de 2012 y 2016 donde representaba a su país. A través de la web Outsport ha publicado una carta con la que pretende inspirar a otros deportistas a aceptar quienes son y romper sus armarios.
La carta publicada por Páez empieza hablando sobre su niñez y como veía entonces el ser “diferente”. “Desde muy pequeño supe que era diferente, a pesar de no saber exactamente qué significaba eso. Yo creo que nací gay. A medida que fui creciendo, fui más consciente de ello, y a medida que crecía, como con tantos otros, se convirtió en mi gran dilema” explicaba.
Como muchos jóvenes LGTB confiesa que se sentía muy confundido, le preocupaba mucho el qué dirán y como escribe en la carta “me preocupaba cómo se sentiría mi familia. ¿Qué dirían mis hermanos? ¿Cómo reaccionarían mis amigos? ¿O la gente que está fuera mirándome desde las gradas?”
En la carta también explica como fue su salida del armario, con 18 años. Tras sus primeras olimpiadas le conto a su madre que estaba enamorado de un chico. “Las madres lo saben. Mi mamá lo sabía. Ella sabía cómo aceptarme. Y a pesar de que lloró y le dolió un poco, al final lo tomó muy bien.” Cuenta el deportista sobre la reacción de su madre. En la carta también explica que sus hermanos le aceptaron sin problema y que solo le costó abrirse más con su padre.
Pretende convertirse en un icono gay y dar visibilidad al colectivo en el mundo del deporte para romper las barreras que aún existen. “Al compartir mi historia, espero ayudar a que la homosexualidad sea una palabra común como la heterosexualidad. Tenemos que leerlo, decirlo y aceptarlo con claridad y madurez. Tenemos que entender que todos somos iguales. Ser gay no nos hace menos como hombres, o a las lesbianas menos que una mujer. Ser gay no es una enfermedad.” concluye su carta.
Robert Páez se suma así a los deportistas olímpicos abiertamente gays que hemos conocido últimamente. Cada vez más deportistas de élite rompen la barrera de ser LGTB y estar en lo más alto de las competiciones, visibilizan así al colectivo en un ámbito donde los estigmas de la homofobia están aún muy presentes. Como el propio Páez dice es su carta “la vida es demasiado bella para esconderse en un armario.”