Según John Blosnich, del Centro de Investigación de Control de Lesiones de la Universidad de West Virginia, “la religión siempre ha sido vista como algo que debería proteger a las personas de pensamientos suicidas o de intentar quitarse la vida. Nuestro estudio demuestra que, aunque no es el caso con todo el mundo, las minorías sexuales sufren el efecto contrario”.
El rechazo de un hijo que pertenezca a la población LGTB es, en muchas ocasiones, fruto de una ideología religiosa conservadora. Incluso en Estados Unidos existen organizaciones que atienden a jóvenes LGTB sin techo, ya que se han registrado casos de abandono de menores en la calle por pertenecer a alguna minoría sexual.
Es bastante fácil encontrar literatura científica donde se pone sobre la mesa que el factor religiosidad es uno de los principales predictores de comportamientos homófobos. Por ejemplo, una investigación recentísima realizada por Weber y Gredig, investigadores de una universidad suiza, argumenta que la ideología religiosa conservadora es uno de los principales motivos de conductas homófobas, junto con otros factores como los roles de género tradicionales o las expectativas del entorno social.
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Desde la Universidad de Texas también se ha puesto sobre la mesa recientemente que, en personas homosexuales, cuanto más valor e importancia se dé a la religión, más probabilidad de ideación suicida habrá en personas jóvenes. Esto es especialmente peligroso, porque la adolescencia es uno de los periodos que más estrés generan en la vida de los más jóvenes, por lo que si a esta etapa tan dura le añadimos el rechazo del entorno (o el rechazo propio), nos encontraremos ante un caldo de cultivo para la sintomatología depresiva e incluso la conducta suicida.
Esto no es ninguna novedad, puesto que allá por 2003, Barbara Finlay y Carol S. Walther, psicóloga y socióloga de las universidades de Texas e Illinois, alegaron la fuerte correlación entre ser religioso y homófobo. “En promedio, cuanto más religioso eres en términos de fuerza de fe y asistencia a la iglesia, es más probable que seas detractor de los derechos y del matrimonio homosexual. Lo mismo ocurre a la inversa, cuanto más secular seas, más probabilidad hay de que defiendas los derechos de los homosexuales y estés abierto a aceptar a la población LGTB”.
La tasa de suicidio entre la población LGTB es notablemente superior a la tasa entre la población heterosexual, concretamente es casi tres veces superior a esta última, y esto se debe, entre otros factores, a la homofobia aún imperante en el entorno social. Pensamos que un entorno donde se favorezca el clima de la diversidad sexual puede hacer que disminuyan estas alarmantes cifras, así como la práctica de una religiosidad más tolerante, sana y consciente, como ya se viene haciendo desde diferentes colectivos.