A día de hoy, Madrid ha registrado 99 delitos de homofobia durante el año 2018. Uno de ellos viene del testimonio de Santiago Martín, un estudiante de 22 años que denunció a través El País haber recibido una paliza por ser gay a las puertas de una discoteca. Los agentes de policía que llegaron al lugar de los hechos no hicieron nada por ayudar al agredido, según cuentan la víctima y una amiga de esta.
“Salí a fumar y me empezaron a silbar”; así es como comenzó la agresión que el joven denuncia en la entrevista. A partir de ese momento, Santiago no recuerda nada de lo sucedido. Los únicos flashbacks de los que se acuerda recrean a unos cinco individuos a su alrededor, pegándole en la cabeza mientras la víctima se encontraba en el suelo. Una vez los agresores abandonaron el lugar, el estudiante recuerda levantarse empapado en medio de un charco.
Una amiga suya relató lo sucedido a seis policías, que decidieron no ayudar al agredido. “Eso le pasa a tu amigo por putito” fue la expresión con la que los agentes se excusaron para no socorrer a Santiago, alegando además que se trataba de un intento de robo.
“Tenía un móvil nuevo, tenía 50 euros en el bolsillo. Y no desaparecieron” es la respuesta que el joven ofrece en la entrevista, dejando claro que no se trataba de un intento de robo, sino de una agresión homófoba. “No me intentaron robar, me dieron una paliza”.
Este tipo de desagradables encuentros con la homofobia son lo que hacen que, pese a los avances en visibilidad y tolerancia, las víctimas de la LGTBfobia sigan sin confiar en las autoridades. Así lo afirmaba Rubén López, director del Observatorio madrileño contra la LGTBfobia, que recuerda que las agresiones denunciadas no reflejan ni un 20% de las totales.
“Aunque el dolor de los golpes se pase, una agresión se te queda grabada en la memoria”. Santiago Martín finaliza de esta forma la desgarradora historia que tuvo que vivir simplemente por ser homosexual. Aun así, el joven optó por publicar en sus redes sociales su agresión para aportar visibilidad, y recordar que la homofobia sigue existiendo, desgraciadamente.