La crisis financiera lleva a un joven a iniciar un peregrinaje hasta Nueva York en busca de su madre. Y lo hace desde Islandia –título de esta obra escrita por Llüisa Cunillé–, país que hace justo diez años ejemplificó la volatilidad del sistema capitalista y que demostró cómo el mundo occidental puede perder toda su dignidad de manera ruinosa. Por el camino, el protagonista se irá topando con distintas víctimas que no han sido capaces de sobreponerse al desastre. Una de ellas es Robinson, personaje interpretado por Albert Prat, que vuelve a Madrid de la mano del CDN, con un proyecto muy especial para él. “Encima lo hacemos en el Teatro María Guerrero, un lugar extraordinario”.
SHANGAY ⇒ ¿Cuál es la moraleja que podemos extraer de Islandia?
ALBERT PRAT ⇒ Lo interesante es que, a pesar de que el protagonista es un niño, la primera escena nos lo muestra como un banquero especulador adulto; decide que tiene que ir a ver a su madre, y lo hará pero como niño. Y no es un flashback hacia la infancia, todo se produce en la misma época; más bien es una metáfora de cómo sacar nuestra faceta más pura, cuando todavía somos una hoja en blanco, estamos sin corromper y no hemos tomado decisiones que nos hayan marcado. En el fondo, todos los personajes están solos y deshechos, e intentan sobrevivir engañándole, y aprovechando la inocencia…
SHANGAY ⇒ La crisis estalló hace diez años, pero… ¿Sientes que las consecuencias de las que habla siguen teniendo total vigencia?
ALBERT PRAT ⇒ Es una denuncia y un retrato; tenemos la capacidad de olvidar lo que ha pasado, pero no hace tanto que cada día lo reflejaban los medios… Se trata de un mapa humano que demuestra las consecuencias de este sistema en el que vivimos. Plantea una situación para que el espectador vea lo que somos y hacemos. Pasó, pero el capitalismo sigue siendo una máquina terrible, lo barre todo. Y esta obra en concreto es de una actualidad profundísima…
SHANGAY ⇒ ¿Es Robinson, el personaje al que interpretas, un fiel reflejo de cómo el ser humano puede perder toda su dignidad?
ALBERT PRAT ⇒ Es medio vagabundo, huraño, alcohólico, y pese a parecer un monstruo está solo, y quiere algo de compañía. Todos los personajes están heridos emocionalmente; se unen problemas humanos, desengaños amorosos… También soy exsocio del marido de la madre, dueño de una carnicería que quiebra y que se recicla montando una perrera en el Bronx. Recoge a todos los perros abandonados que la sociedad desecha porque sus dueños tienen miedo de que les miren a la cara y vean cómo han ido perdiendo dignidad…
SHANGAY ⇒ ¿Cómo valoras esta apuesta del CDN, trayendo a Madrid una producción íntegramente catalana?
ALBERT PRAT ⇒ No es muy común que venga a Madrid una producción catalana. Es fantástico que haya puentes de diálogo teatral, cuesta un poco ver algo de Barcelona en Madrid y al revés. Debería ser más habitual, y a toda la compañía nos hace una ilusión infinita que la obra salga de Cataluña, compartirla con el público madrileño y que tenga un poco más de vida. Es fantástico, hace que el comediante tenga sentido, hacer la función en su ciudad y después coger los bártulos y viajar a otros sitios. Es el oficio antiguo, y a mí me encanta.
SHANGAY ⇒ Con el problema político que hay entre España y Cataluña, generar puntos en común a partir de la cultura no está de más…
ALBERT PRAT ⇒ Hay un problema político muy importante, pero culturalmente se comparten muchas cosas. Y si no se hace más, también es como consecuencia de la crisis que se refleja en Islandia, que provocó que desapareciese parte de la estructura. La cultura en este país importa muy poco, y solo los que estamos dentro nos damos cuenta…
ISLANDIA SE REPRESENTA EN EL TEATRO MARÍA GUERRERO (C/TAMAYO Y BAUS, 4 · MADRID) DEL CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL HASTA EL 1 DE JULIO