Javier Ambrossi y Javier Calvo ejercieron de presentadores de los pregoneros del Orgullo LGTBIQ+ 2018 de Madrid. Había mucho que reivindicar y celebrar en el 40 aniversario del Orgullo madrileño. «40 años dedicados a la igualdad y por nuestros derechos», recordaba Ambrossi antes de pedir un aplauso para «todos, todas y todes los que durante este tiempo han luchado para que hoy seamos más libres».
Calvo recordaba especialmente todo lo que le debe el colectivo LGTBIQ+ al activismo trans. «Este es el año de la libertad trans». Después pedía el compromiso de todos los que estaban reunidos en la Plaza de Pedro Zerolo. «Vamos a dar un ejemplo de lucha, compromiso y responsabilidad para que las generaciones futuras disfruten de una vida mejor. No nos vamos a acomodar y que vamos a luchar para que cada una de las letras del colectivo en cada uno de los rincones del planeta consigan vivir en igualdad y libertad». Ambrossi recalcaba que precisamente ese es una labor «que están haciendo muy bien la gente joven. Por eso ellos son los protagonistas de este pregón».
Después dieron paso a los pregoneros, los verdaderos protagonistas y una pequeña representación de esta generación de jóvenes activistas LGTBIQ+: los patinadores olímpico Luis Fenero y Javier Raya, la futbolista del Barça y de la selección española Mapi León, el waterpolista de la selección Víctor Gutiérrez, los cantantes Lolita Watson, Marina Rodríguez (OT 2017) y Agoney Hernández (OT 2017). El artista fluido King Jedet, el youtuber y activista LGTBIQ+ Bastian Alexander (Bast), la fotógrafa Lucía Sun, la artista Claret Castell y el escritor y ganador de Got Talent España 2018 César Brandon Ndjocu.
Luis Fenero @luis_febi
«Millennials: supuestamente la generación mejor preparada pero también la más malcriada, desinteresada, quejica, egoísta, vaga, inculta… ¡Vamos, lo peorcito! Así es como nos presentan la sociedad y los medios de comunicación. Sin embargo, precisamente hoy estamos aquí doce jóvenes, millennials, que NO nos sentimos identificados con esta descripción. Bueno, quizás sí seamos un poco quejicas, pero con motivos. Porque todavía hay muchas cosas que no van bien y por las que hay que quejarse».
Lolita Watson @la.lolita.watson
«Las quejas crean cambios. Las quejas crean revoluciones. Hace cuarenta y nueve años una queja inició la liberación LGTBI+. Una queja llamada Stonewall y que lideró Marsha P. Johnson. Gracias a ella y a muchos otros que iniciaron y continuaron la lucha podemos celebrar hoy el Orgullo. Marsha era mujer, transexual, negra y joven. Sí, también era joven. Tenía solo 23 años. Y es que la juventud siempre ha sido quejica y por eso ha sido el gran motor del cambio y de las revoluciones».
Marina Rodríguez @marina_ot2017
«Sin embargo, en esta lucha luchamos todos. Todos formamos parte de un motivimiento que tiene que sacar las garras hacia al exterior y que a veces tristemente las sacamos hacia el interior. Sí, hacia nosotros mismos con cosas como no escuchar a las personas trans. Que seamos tan pocas mujeres hoy aquí y que ni una sea una mujer trans. Y ya nada que hablar de discriminar a un compañero por la edad que tiene, y eso que no queremos discriminar a nadie. Dicho esto tendríamos que empezar la revolución pero empezarla fuera, empezar a gritar más y más por las personas que no pueden hacerlo o por las personas que siguen en el armario porque sean por los motivos que sean son igual de válido. Empezar a luchar por la visibilización real de la bisexualidad, porque existimos y no somos ni heteros ni homos. Empezar a luchar por dejar de sexualizar a todas las mujeres lesbianas aunque en el heteropatriacardo en el que vivimos todavía se le sigue llamando orgullo gay, así que dejamos de comernos letras y empezar a llamarlo de verdad Orgullo LGTBI+ que es lo que se llama realmente».
King Jedet @kingjedet
«Aunque se nos pueda olvidar por lo que muestran los panfletos que vemos durante el Orgullo y en los medios de comunicación, el Orgullo no se celebran en exclusiva para los chicos cis, gays y musculosos de clase alta. Demos más voz e importancia a las mujeres. Demos la importancia que se merece al resto del colectivo. Falta mucha visibilidad para las personas trans. Falta visibilidad en cuanto a lesbianas y bisexuales. Como dijo Marina no nos comamos ninguna letra porque esto no es el Orgullo gay. Queremos vestirnos como nos de la gana, estar con quien queramos y poder ser quienes realmente somos. Todos nos equivocamos, todos, incluso dentro del colectivo. Yo la cago a diario, pero podemos usar esto para educarnos mútuamente, para crecer y hacernos más fuertes, para conseguir un mundo mejor. No solo por nosotros sino también por los que aún están por nacer. Basta ya de dividirnos porque la lucha es conjunta».
Bastian Alexander @__bastiantheknight
«Antes de empezar yo quiero preguntar si me veis bien. Básicamente porque como las personas trans estamos tan invisibilizadas en la sociedad… Hoy estamos aquí para recordar que somos visibles, que no tendría que hacer falta hormonarse u operarse para que una sociedad nos viera con los ojos que debería verte. Vivimos en un mundo en el que se nos obliga a crecer como personas cis y heterosexuales. Vivimos en un país en el que la esperanza de vida de las mujeres trans es de poco más de 50 años. En un mundo binario llena de personas que no concuerdan con los géneros impuestos. El pasado 28 de junio la OMS dejó de considerarnos a las personas transexuales enfermas mentales para pasar a considerarlo un trastorno de disforia de género. Qué curioso que digan que no estamos enfermos pero sí trastornados. Eso no suena mucho a que estamos despatologizados. Que en muchos puntos del país te obliguen a estar dos años en hormonación y te hagan pasar por un sicólogo que te diagnostique esa disforia de género para poder modificar tus datos en el DNI, no suena a que todo está bien y no estamos enfermos. No solo eso, a día de hoy la lista de efectos secundarios en las hormonas de las mujeres trans es muy extensa, creedme. Teniendo como efecto secundario más general, la depresión. Necesitamos una ley estatal que recoja todos los derechos que nos merecemos. Una ley que en noviembre dijeron que iban a empezar a ver si se aprobaba. Estamos en julio, es hora de empezar a moverse ya. Por último me gustaría decir nos hemos cansado de que los asesinatos sociales se camuflen de suicidios. No, nos morimos porque sí, es el sistema nos asesina».
Javier Raya @skateraya
«Nosotros aquí, en nuestro barrio, en Chueca, al menos decir que hemos avanzado, paso a paso. Hemos llegado lejos, pero esta no es la realidad en toda España. Hay pueblos donde todavía el balón es para los niños y los patines para las niñas. Donde la gente te señala, te apunta con el dedo, susurra a tus espaldas… ¡Y a mí me importa un bledo!. Queda mucho por recorrer en aquellos lugares donde todavía no se celebra, así que ojalá en aquellos pueblos o ciudades se organicen orgullos repletos de banderas arcoíris y todos juntos podamos celebrarlo».
Mapi León @marialeonn16
«En otros lugares puede ser todavía peor. En otros países nos encarcelan y nos matan por ser quienes somos, por existir. Hay personas LGTBI+ que tienen que huir y se encuentran solos, con las puertas cerradas, a la deriva. Es más, hay un país donde la LGTBfobia está a la orden del día y aún así está celebrando el evento deportivo más mediático del año. ¡Un Mundial! Tenemos que conseguir que cambie esa legislación y estando todos y todas hoy aquí lo tenemos que conseguir con nuestro granito de arena y poco a poco. De todas formas que sepáis que las chicas también jugamos al fútbol. El próximo año que viene jugamos un Mundial en Francia 2019 y que sepáis intentaremos llevar a España a lo más alto. Nos dejaremos todo por ello».
Víctor Gutiérrez @victor_g91
«Por eso que han dicho tenemos que levantar la voz porque nosotros somos el micrófono que otras personas no tienen, hay mucha gente a la se les escucha. Estamos hartos de escuchar que no hace falta el Orgullo, que todo está bien que para cuando el Orgullo hetero, pero, sin embargo, estamos viendo como abren campos de concentración para homosexuales, como al colectivo se le sigue persiguiendo y hay países en los que la gente muere por ser como es. Nos tenemos que mostrar tal y como somos, sin miedo, tenemos que ser visibles porque lo que no es visible es como si no existiera. Tenemos que demostrar en nuestro día a día, en nuestra vida privada, como somos nosotros. Hace dos años yo hice pública mi orientación sexual para lanzar un mensaje positivo y quiero recordar que hay muchas cosas que cambiar, muchísimas. Hay que denunciar estas cosas, pero también hay que hablar de lo bueno, y hay muchas cosas positivas de las que tenemos que ser conscientes. Y si hoy estamos aquí todos, esta plaza abarrotada, es porque nuestros mayores LGTBI se han partido la cara, no se han callado y no han tenido miedo. No hay que tener miedo. Pero os digo una cosa, todos y cada uno de vosotros tenéis que estar orgullos de ser como sois en cada de segundo de vuestra vida».
Lucía Sun @keff_lucia
«Una doble discriminación que hace que, por ejemplo, la esperanza de vida de una mujer transexual en España sea de poco más de cincuenta años. 2018 está siendo el año de la mujer y debe seguir siéndolo. Pero de todas; incluidas trans, lesbianas, negras, blancas, asiáticas, ricas, pobres, viejas y jóvenes. Desde pequeña he sido rechazada por ser diferente. De mayor mi familia me rechazó porque me gustan las mujeres, pero gracias a ello aprendí una gran lección: da igual lo que digan los demás, jamás rechaces lo que eres».
Claret Castell @claretcastell
«Y sí, somos jóvenes, pero los hay aún más jóvenes. Jóvenes que viven el acoso en las aulas y fuera de ellas también. Por eso nuestra responsabilidad es educarlos, enseñarles a a ser fuertes, a confiar en vosotros mismos y no permitir que nada ni nadie decida quién eres. Queremos ser ejemplo para las próximas generaciones, esas que esperemos que se quejen y mucho».
Agoney Hernández @agoney_ot2017
«Ya veis, los millennials somos unos quejicas. Aunque también esperamos que comprendan haya somos valientes, comprometidos y luchadores. Somos las mariposas que el león no ha podido comerse y vamos a seguir celebrando y manifestándonos… ¡por el amor, por la libertad y por la visibilidad! Hoy continua la revolución tres sesenta. Good luck and don’t fuck It up! FELIZ ORGULLO 2018!»
César Brandon Ndjocu @ndjocu.davies
El escritor y aliado de la causa del colectivo LGTBI+ hizo lo que mejor sabe hacer, es decir, contar historias. César Brandon preparó un cuento ad hoc para la ocasión, El Espacio, y lo leyó justo después del pregón. Puedes leerlo con tranquilidad a continuación:
«Punto uno, dos puntos:
Para coma en el amor no había punto medio. O era amor a primera vista o con una chica, o era menos. Al menos hasta que conoció a punto y sus silencios. Coma calló perdida en como punto callaba cada redacción. En pensar que juntas podrían volver a poner de moda los puntos y como en cada oración; que podían ser la reinas de cada dominio punto es, punto org, o punto com. Aunque punto era callada podían ser revolución, poner las ies sobre los puntos de exclamación.
Pero todo aquello era pura imaginación y coma sabía que el punto de partida con punto sería pausar una buena conversación. Aunque cuando llegaron al punto de encuentro, coma no supo de que hablar y se le escapo el chiste de un punto G que entra a un bar…
Pero a punto le pareció genial. Seguía sin muchas ganas de hablar pero se admitió que coma tenía su puntillo. Así que callaron juntas y bebieron vino, coma habló de sus puntos en común, de escritores y de libros, punto seguía callada pero para coma aquella había sido la mejor cita…bibliográfica que jamás había tenido.
Lo que coma no sabía era que punto tenía puntos seguidos, una niña y dos niños. Que el padre era dos puntos y que vivía con el miedo de no encontrar nunca un punto seguro. Que dos puntos la vigilaba tanto que la había convertido en un eterno punto seguido.
Coma no sabía que después de haber recibido cientos de sus puño y letra, punto era la viva prueba de que por más vences que la tumben, la cursiva se sigue viendo hermosa. Que durante años, punto fue el punto de apoyo para aguantar toda la fuerza bruta que dos puntos ejercia sobre ella. Que importan tanto los números, que aun denunciando, doce puntos de sutura tras multiples agresiones se considera por debajo de la media. Que la curva de aprendizaje era lenta (coma), que vale más currar rectas antes que prevenir que cualquier sucesión infinita de puntos acabe en coma. Que antecedían consecuencias al ponerle dos puntos a una frase. Que no había orden de alejamiento que no podía saltar suprimiendo cualquier punto y a parte. Que dos puntos sentía que punto era suya, solo suya, suyísima y de nadie más. Y no porque ella lo decidiese, sino porque dos puntos no entendía que no se podía plagiar la felicidad. Que habían punto X, Y, XY, YY , XX qué más da; que no se podían allar. Que había historias a las que había que poner un punto Y final.
Que punto, sin saber que ese era su ultimo intento de huir de dos puntos y salvar su espacio, volvió a intentar arrancar la vida con coma, sin ponerla en punto… muerto».
Vídeo: El Pregón del Orgullo LGTBI+ 2018 de Madrid