Estamos acostumbrados a ver todo tipo de pedidas de matrimonio: flashmobs en centros comerciales, empalagosos vídeos colgados en todas las redes o típicas cenas románticas en las que alguno de los dos acaba sacándose un anillo del bolsillo. Está todo inventado… ¿o no?
Brian Bonds es un conocido actor porno gay que lleva unos años saliendo con el también actor porno Mason Lear. Era un día normal de rodaje, pura rutina. Tocaba grabar la escena de una orgía y allí estaban Brian y Mason junto a otros ocho actores dándolo todo rodeados de cámaras y focos. La industria del porno gay casi al completo en un set de grabación. Productores, sonidistas, camarógrafos… Estaban todos, no faltaba ni el apuntador. Después de unas cuantas horas de grabación y varios litros de lubricante, la orgía terminaba, no sin que antes los actores se sacasen la reglamentaria foto. Frente a la cámara, los diez protagonistas posaban orgullosos de su trabajo y de sus miembros XL (porque eso no había forma de que bajara).
Ahí estaban, desnudos, sudorosos y sonrientes delante del objetivo cuando, de repente, Brian Bonds decidió arrodillarse… pero no para lo que acostumbran a hacer en el set de grabación de una película porno. El actor, que no podía contener la emoción (ni la erección), mirando a su pareja y mientras le comía a besos, sacó un anillo nadie sabe de dónde y le pidió a Mason que se casara con él. Qué alegría, qué alboroto. Todos los presentes aplaudían eufóricos, pero Brian y Mason no prestaban demasiada atención, pues estaban solo el uno para el otro.
Evidentemente, Mason dijo que sí y, por nuestra parte, esperamos que sean felices y que coman perdices (entre otras cosas).