Si eres asiduo del barrio gay de Madrid, hay ciertas situaciones que seguramente habrás vivido en tus propias carnes: hacerte una foto en la boca del metro de Chueca, salir a dar un paseo y volver a casa con los bolsillos cargados de flyers, preguntarte de qué está hecha la salsa que cubre las copiosas tapas de ‘El Tigre’ o tomarte un refresco en una terraza de la plaza y quedarte sin respiración al recibir la cuenta; son solo algunos ejemplos. Sin embargo, esta lista de tópicos chuequeros no está completa si no te ha parado, y ha intentado ligar contigo, el popular ‘motorista de Chueca’.
‘El motorista de Chueca’ es un caballero de mediana edad que, cabalgando a lomos de su vespa blanca y protegido con un casco de colores chillones, recorre Chueca poniendo en práctica su táctica de ligoteo. Todas las presas que fueron abordadas por el peculiar dandy motorizado –varias decenas solo entre los contactos más cercanos a la redacción de Shangay– aseguraron que el motorista, tras detenerse a su altura y darles el alto, les preguntaba por la ubicación de la calle San Marcos. Tras disparar el cebo de toma de contacto, el motorista inicia el ‘ataque’. Lo siguiente que querrá saber es si le conoces de algo –el particular Casanova siempre cree compartir un pasado en común con sus interlocutores– para, al verte aturdido, proponerte continuar la conversación en un lugar más apartado.
Aunque no tenemos constancia de que alguien haya aceptado sus proposiciones, estamos convencidos de que su modus operandi debe surtir efecto, pues lleva años repitiéndolo. Sin embargo, se ha ido reciclando. Lo último ha sido cambiar el vehículo de cacería. Ha sustituido su legendaria vespa blanca por un coche rojo de última generación. Por lo tanto, siendo rigurosos, el motorista de Chueca debería ser rebautizado como el conductor de Chueca.
En estos tiempos de contactos vía Grindr, nos apasiona la existencia de este Don Juan tan analógico, tan romántico, tan insistente, tan desorientado y tan inofensivo. Si te para, no seas descortés e indícale dónde está la calle San Marcos. Y quién sabe, podría ser el comienzo de una bonita amistad…