El mundo deportivo, considerado por muchos clásicos como la cima de la “masculinidad”, está logrando romper moldes encasillados y estereotipados, gracias a diversos y diversas deportistas que públicamente se reafirman como LGTBI. Además, desde hace unos años el colectivo disfruta de unos juegos olímpicos especializados con el fin de normalizar y dar visibilidad. Se trata de los Gay Games, unas jornadas deportivas que dan respuesta para todas aquellas personas que durante años han sido excluidas de participar en eventos deportivos internacionales por su identidad de género u orientación sexual.
Uno de estos deportistas que ya han pasado a la historia con 6 medallas en los X Juegos Gay Games de París 2018 ha sido Livan Soto. El joven deportista es un fuerte activista y experto en género. Por ello, hablamos con él para repasar los obstáculos y pesos a los que se ha enfrentado durante toda su carrera y su visión sobre el colectivo y materias de género, dónde dentro de su cuerpo voluminoso queda un gran espacio para dar rienda suelta a su inquietud y conocimiento.
El mundo deportivo suele caracterizarse por sus valores tradicionales, conservadores y clásicos. Lo encontramos dentro del deporte, dónde prácticamente no vemos deportistas LGTBI, y fuera de él en los aficionados que recurren constantemente a insultos machistas, homófobos y racistas para desprestigiar al deportista “contrincante”. ¿Te ha afectado este tipo de comportamientos y valores al estar dentro de la comunidad negra y LGTBI?
Livan: Cuando eres más joven estos hechos pueden generar un mayor daño, especialmente, por la ausencia de herramientas que desde lo personal te ayuden a entender estas situaciones de hostilidad por corresponder a un determinado perfil étnico, sentir o expresarte de una manera diferente. En el deporte se reproducen unos cánones vinculados al hecho de ser un ganador, ser heterosexual, masculino y blanco, según nos dictan la cultura hegemónica expresada en los principales medios de comunicación. Personas como yo -negro, gay, no europeo- representamos una amenaza a ese valor hegemónico de masculinidad que actualmente goza de incontables privilegios. Tristemente esta expresión de la diversidad que represento se utiliza como “argumento” para propiciar insultos que, con cierta frecuencia, son escuchados en campos deportivos o entre personas que quieren desmerecer o cuestionar tu actuación como deportista. Desde lo personal, estoy cada vez más preparado para que estas agresiones no me afecten. En cambio me preocupa como en el ámbito deportivo, uno de los espacios al que nos acercamos desde edades tempranas para un desarrollo personal y físico, podría convertirse en un escenario hostil y lesivo de nuestra autoestima.
¿Cómo ha sido la relación con deportistas, entrenadores y equipos deportivos cuando el entorno no era LGTBI? ¿Sentiste discriminación?
L: En lo personal no he sido objeto de un trato discriminatorio por parte de entrenadores y directivos de mi equipo. En cambio, ser por aquel entonces campeón nacional de Cuba en lanzamiento de peso hacía de aquellos desencuentros tensos con mis compañeros una batalla donde a toda costa intentaba no salir lastimado. Recuerdo que en una ocasión le dije a un compañero de equipo: “me quieres ofender por ser poco hombre, en cambio gano las competiciones”. Fue entonces cuando ganar las competiciones se convirtió en una forma de demostrar que ese mundo también me pertenecía. Luego entendí que ser gay y ganar una competición no es una cuestión de medallas, tenía que ver con el espacio y la representación de esa otra forma de ser deportista y ser hombre.
¿Qué está ocurriendo para que cada vez más deportistas afirmen su sexualidad no hetero? ¿Está tomando el deporte una visión y poder “influencer” en la sociedad?
L: Cada vez tenemos más referentes. Existe una mayor visibilidad de la población LGBTI y existe en España un grupo de leyes antidiscriminatorias en el ámbito autonómico. Estas pueden ser algunas de las razones. El deporte, como parte de una cultura hegemónica masculina, siempre ha tenido un lugar privilegiado en nuestra sociedad y dentro de él determinadas disciplinas deportivas como el fútbol. Creo que gran parte de la responsabilidad de poner en valor otras disciplinas deportivas corresponde a los medios de comunicación. También de visibilizar a quienes no se identifican como heterosexuales o cisexuales, o de denunciar alguna discriminación en el ámbito deportivo.
Son muchos los que se quejan de la ausencia de referentes LGTBI sobre todo en el mundo deportivo. ¿Cuáles han sido tus referentes, ya sean del mundo deportivo u otras escenas?
L: En el ámbito deportivo me quedo con la atleta Caster Semenya, una atleta sudafricana corredora de 800 metros lisos, ganadora en los campeonatos mundiales de 2009 y 2017, oro en la misma categoría en los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro. Sin embargo su carrera ha sido más conocida por el cuestionamiento de su identidad de género, al comprobarse que sus niveles de testosterona son tres veces superior a “lo normal”. Luego como activista me ha llamado tremendamente la atención la corta pero intensa vida de Marsha P. Johnson, una mujer trans, negra y estadounidense.
La cultura está siendo fundamental para esta visibilidad y normalización que se está haciendo en los últimos años del colectivo LGTBI. Hace unos meses se estrenó Moonlight, que ha sido la primera película LGTBI íntegramente compuesta por actores y actrices negras. ¿Cómo te sientes al ver esta visibilización en una película a través de la unión de estos dos colectivos tradicionalmente castigados?
L: Esto es algo positivo. Pienso que es importante entender que la Europa de hoy tiene un carácter multicultural y multirracial, y por tanto se requiere de una perspectiva interseccional para entender las discriminaciones. Debemos aunar esfuerzos para el desarrollo de programas y políticas LGBTI dirigidas no solo a la población de hombres gays. Debemos atender la situación de lesbianas, intersexuales, personas trans y no binarias, siendo conscientes que todo ello queda atravesado por categorías como sexo, raza, lugar de residencia, etc. Mientras que Moonlight se convirtió en la primera pelicula LGBTI interpretada por actores y actrices negras, yo hoy me siento muy orgulloso de ser el primer atleta negro y gay que, representando a España, obtengo 6 medallas en unos Gay Games (París 2018).
Tienes un Máster en Estudio de Géneros, participaste en la coordinación del equipo jurídico que redactó la proposición de ley sobre personas trans y el derecho a la libre determinación y expresión de género, actualmente en tramitación parlamentaria. Parece que aquellos aspectos vinculados al género son los que más le interesan o preocupan. ¿A qué se debe?
L: Al terminar la carrera de Derecho, comprendí que desde las ciencias jurídicas no tenía todas las respuestas para involucrarme en la defensa de los derechos de algunos grupos en situación de vulnerabilidad. Fue así como comencé mis estudios de postgrado en estudios de mujeres. Es desde los estudios de género que alcanzo a comprender el origen de la discriminación que sufren las mujeres. También otras personas por motivo de su identidad y orientación sexual. Esta formación siempre ha estado vinculada con mi labor como activista, lo cual me llevó a dirigir el equipo jurídico que redactó el actual anteproyecto de ley sobre el derecho a libre determinación de la identidad de género y personas trans.
¿Crees que el género es el culpable de las epidemias sociales como el machismo y la homofobia por tener que atribuir determinados comportamientos, valores o actitudes dependiendo del “género asignado al nacer”?
L: El género es una categoría social, pero también una estructura de poder que ha legitimado una organización socio-política donde las mujeres fundamentalmente son las principales víctimas. Pero de esta exclusión también participamos otros sujetos, entre ellos las personas personas LGBTI al representar un desafío al modelo hegemónico de reproducir y mantener el orden patriarcal vigente. La forma en que se asigna o determina el género al nacer es un hecho que plantea complejos supuestos para personas trans e intersex, fruto de un sistema binario, medicalizado y corporalmente determinado por la genitalidad.
¿Podría ser la eliminación del género o el acercamiento de la sociedad a un género fluido una de las soluciones para evitar estas discriminaciones?
L: Son cada vez más los países que han incorporado una tercera categoría de género o eliminado de la documentación la categoría referente al género de las personas, lo cual sin duda supone un avance si lo comparamos con la asignación forzada y obligatoria que nos viene impuesta cultural y jurídicamente. Se hace urgente una revisión de todas aquellas estructuras sociales que se erigen desde una identificación binaria para el reconocimiento o ejercicio de derechos. Las personas no binarias tienen mucho que decir y enseñarnos al respecto. Creo que ese es uno de los grandes retos de nuestra sociedad. Sin duda, una de las formas para desentrañar los sistemas de violencia y discriminación actualmente invisibilizados hacia miembros de nuestro colectivo.
Durante el 4 al 12 de Agosto se celebraron en París los X Juegos Gay Games, ¿Cómo valorarías tu participación y la de la delegación española?
L: Estoy muy contento al ganar las modalidades de lanzamientos (peso, jabalina, martillo y disco, también el relevo 4×100 mixto y el segundo lugar en el relevo 4×100 masculino. Sin embargo, en los Gay Games celebrados en Colonia en 2010 también obtuve un total de 5 medallas de manera que venía a defender dichos títulos. Sin embargo, la participación en los Eurogames y Gay Games no deben quedar reducido a un medallero. Es importante destacar que estos eventos son fruto de un activismo que desde hace décadas ha querido visibilizar la situación a la que se enfrentan las personas LGBTI en el deporte. Cada vez en España son más los clubes deportivos que apuestan por un modelo que promueve la visibilidad, la lucha contra la discriminación y la protección de derechos. Sin embargo, es necesaria una mayor cohesión a nivel nacional y promoción de las actividades que durante años vienen realizando integrantes de clubes como Panteras Rosas, GMadrid Sports, Halegatos, Madpoint, Madminton o Titanes.
Las Olimpiadas LGTBI o la primera residencia de mayores LGTBI que se abrirá este año en Madrid despiertan dentro del propio colectivo quejas por la diferenciación respecto al resto de personas. Aunque se persiga la visibilidad, muchos piensan que se le resta normalización por tanta exclusividad en lugar de ser inclusivos. ¿Cuál es la línea que separa la normalización de la visibilidad? ¿La visibilidad a través de la diferenciación reduce inclusión y la normalización?
L: Pensar que se trata de diferenciación o exclusividad cuando hablamos de Olimpiadas o residencia LGBT para argumentar su no procedencia supone negar la discriminación estructural hacia este colectivo. Las personas LGBT tienen una mayor probabilidad de enfrentarse ante situaciones de vulnerabilidad por motivo de su identidad de género y orientación sexual, a la que no se enfrentan las personas heterosexuales y cisexuales. En el caso de los Gay Games se debe apuntar que cuando se constituyeron en 1982, se denominaba Olimpiadas Gay. Sin embargo fue el propio Comité Olimpico Internacional quien negó el uso de la palabra olimpiada, al considerar que su vinculación con la palabra gay dañaría la imagen del movimiento olímpico deportivo. Tampoco debemos ignorar que en muchos países ser homosexual es un delito o se sanciona con pena de muerte, de manera que existen reducidas posibilidades para que atletas LGBT participen en eventos deportivos. De manera que espacios diferenciados, políticas y estrategias específicas o acciones positivas se han convertido en la respuesta o forma de normalizar que estemos presentes en aquellos espacios donde se nos ha negado la participación o presencia.