A Roosevelt le encanta hacer bailar al personal, no lo puede evitar. Su facilidad para el synthpop contagioso con ecos ochenteros es incuestionable, y no tiene previsto bajar el ritmo. Cuando aún no se han apagado los ecos de su delicioso debut homónimo, que le ha tenido de gira sin apenas parar durante dos años, lanza su segundo álbum, Young Romance.
Ya está embarcado en su gira de presentación, que tendrá paradas el 16 de noviembre en Madrid (sala Gotham) y el 17 en Barcelona (Razzmatazz 2). “Los Beatles lanzaron como ocho discos en cinco años. No es que quiera compararme, pero sí pretendo sacar un disco detrás de otro mientras pueda”, asegura.
Marius Lauber AKA Roosevelt, de 28 años, sigue viviendo en Colonia –la ciudad que le asfixiaba de adolescente, como apunta en el disco–. Allí tiene su estudio y ha grabado el disco prácticamente solo, que para algo es un apañado multiinstrumentista. Solo las voces de Washed Out en Forgive y los vientos en Better Days son aportaciones externas. “Sé que haciéndolo yo todo es imposible alcanzar la perfección, siempre va a haber aristas sin pulir, pero no me importa, mis discos son mis bebés, quiero que suenen a mí”.
Un concepto de nostalgia adolescente y recuerdos de los primeros amores recorre Young Romance, aunque Roosevelt puntualiza: “No lo llamaría un álbum conceptual, eso suena a Pink Floyd”, y se ríe. “Pero sí quería desafiarme a mí mismo, que no todo fueran referencias a neones y pistas de baile”. Así que decidió abrirse un poco. “Por eso también, aunque es fácil reconocer mi sonido, no he querido centrarme exclusivamente en beats bailables; he buscado incorporar nuevos elementos, tanto musicales (las guitarras distorsionadas en Illusions) como líricos. He tirado por la abstracción porque no quería contar historias muy personales de manera directa”.
Aunque reconoce las fuertes influencias ochenteras que tiene, de bandas como Talk Talk o Tears for Fears, de lo que huye es de enfrascarse en un mero revival de aquello que le gusta de esa década. “Quiero sonar actual”, asevera. “Y esta vez he querido incorporar un tono melancólico a mis canciones que antes no estaba ahí”. Y le encanta comprobar que, por un lado, hay DJs que le dicen que sus nuevos temas funcionan muy bien, y por otro amigos que se ponen el disco para relajarse en casa. “Que funcione en esas dos vertientes es lo que más feliz me hace”.
«Cuando en ocasiones alguien me dice que se ha enamorado de mí por mi aspecto, lo primero que pienso es ‘qué bizarro»
El otro gran fuerte de Roosevelt son sus potentes directos, y es lo que más disfruta Marius. “Nunca he sentido pinchando lo que siento cuando actúo con mi banda”, explica. “Hay tantas cosas que pueden salir mal en un concierto que, cuando salen bien, el subidón es increíble”. Y le suelen salir muy bien.
Claro que confiesa que es de lo más responsable y huye de los clichés de desfases asociados a las giras. “No me puedo permitir salir allá donde vamos, hay que guardar energías para el concierto del día siguiente. Mis músicos y yo, que llevamos tres años en la carretera, hemos desarrollado un sexto sentido para saber cuándo merece la pena realmente pegarse una fiesta”. Quizá por eso se le ve siempre tan impoluto sobre el escenario. “No mimo tanto mi imagen como alguna gente piensa”, dice. “Estoy muy lejos de pretender ir de icono pop. Cuando en ocasiones alguien me dice que se ha enamorado de mí por mi aspecto, lo primero que pienso es ‘qué bizarro’… Pero bueno, si es lo que atrae a esas personas a los conciertos, al final me parece bien”.
No es Roosevelt muy de dejarse llevar por frivolidades, está claro. ¿Su única concesión confesa? Que para la anterior gira tuvo claro que todos debían vestir de blanco. “Pensé que era la manera de no preocuparnos por la ropa que íbamos a llevar en los conciertos. Y me gustó eso de empezar con la ropa impoluta y que, después de un verano de festivales, se viera que aquello era cualquier cosa menos blanco”, dice entre risas. “Me puse esos pantalones para el vídeo que acabo de lanzar para Shadows y tenías que haber visto la cara del director cuando le dije que eran mis pantalones blancos favoritos. Suerte que la chica de vestuario le dijo que la manera en que se habían gastado era un sueño, que por ellos pagarían muchos fashion victims. Me hizo gracia”.
YOUNG ROMANCE ESTÁ EDITADO EN CITY SLANG/GRECO-ROMAN/MUSIC AS USUAL. ROOSEVELT ACTÚA EL 16 DE NOVIEMBRE EN MADRID (SALA GOTHAM) Y EL 17 EN BARCELONA (RAZZMATAZZ 2).