Si hablamos de Túnez, seguramente tu mente recree una bonita postal inspirada en un zoco, una playa con agua cristalina, alguna que otra mezquita y cualquier delicia tunecina servida en plato a modo de tajín o cuscús. Pero más allá de esto ¿cuál es la situación de la población LGTB que vive entre sus calles? ¿Sabías que Túnez es una de las pocas democracias del mundo que sigue persiguiendo a los homosexuales?
La vida LGTB en el país norteafricano depende mucho de las personas con las que decidas rodearte, básicamente porque, tal y como se establece en el artículo 203 del Código Penal, la homosexualidad en el país no está permitida. Incluso, la asociación LGTB más importante del país, Shams, ha asegurado que 79 personas fueron detenidas en 2017 y que, en la actualidad el país cuenta con un mínimo de 60 personas encarceladas por este ‘delito’.
Esta idea contrasta totalmente con la evolución que ha sufrido el país en los últimos años, sobre todo a nivel jurídico y social, tras la aprobación de la nueva Constitución en 2014, que se convirtió desde entonces en el código jurídico más avanzado del mundo árabe. En ella se recogen libertades individuales y el permiso de libre asociación.
Pero sus avances no se quedaron solo ahí. En el año 2017, el Parlamento aprobó la abolición de la ley de 1973 que no permitía a las mujeres casarse con un hombre no musulmán. Aunque todavía hay más, la cámara legislativa está compuesta por un 30% de mujeres e incluso la alcaldía de la capital está en manos de una mujer.
Aun así, la vida para la comunidad LGTB no resulta nada fácil. Algunos de sus habitantes afirman que «se puede llevar una vida cómoda si no hacen muestras de cariño en público. Si la policía ve actitudes afeminadas en ti, podrías estar ante un problema».
Al ser la homosexualidad un delito, una vez estás en manos de la policía el procedimiento es el siguiente. Se le encarga a un médico que elabore un ‘informe anal’ del detenido, el cual proporcionará algún tipo de infalible respuesta acerca de si ha mantenido o no relaciones sexuales con otro hombre.
Mientras tanto, en el Parlamento todavía no ha habido voluntad para revertir esta polémica. Tan solo 3 de los 217 diputados que conforman la asamblea se han posicionado a favor de la derrogación del artículo 230.
Pese a todo esto, un pequeño porcentaje de la población, entre ellos la asociación Shams y Manwojoudin We Exist, siguen luchando por conseguir la igualdad en la sociedad. Entre sus iniciativas, se encuentra la creación de la primera radio árabe LGTB o el 1º Festival de Cine Gay en Túnez.
Pese a todo esto, Túnez sigue siendo valorado como un país «sumamente peligroso para la expresión de la diversidad sexual». ¿Cuál será el siguiente paso que dé el país en materia LGTB?