Justo ahora que la actualidad política internacional está marcada por las desavenencias políticas entre los países, en estos tiempos en los que las relaciones entre la Rusia de Putin y los EE UU de Trump empeoran a pasos agigantados y en los que parece que cualquier mínimo gesto impreciso podría hacer prender la llama de un conflicto bélico nuclear imparable… llega la trepidante Hunter Killer.
Donovan Marsh se inspira en la novela Firing Point de Don Keith y George Wallace para componer un thriller de acción en donde el capitán de submarino estadounidense Joe Glass (Gerard Butler) se pone a la cabeza de una brigada de élite de Navy Seals cuya misión es liberar al presidente ruso, que ha sido secuestrado tras un golpe militar. El objetivo final no puede ser más poderoso: impedir que estalle la Tercera Guerra Mundial. El reparto lo completan Gary Oldman, Linda Cardellini, Michael Nyqvist y Caroline Goodall.
Si a pesar de tan épica sinopsis todavía no te has lanzado a comprar la entrada, aquí te ofrecemos tres motivos con los que acabará desarmándote:
1. Gerard Butler
Si algo ha demostrado una y otra vez Gerard Butler (300, Objetivo: la Casa Blanca, Juego de ladrones: el atraco perfecto) es que es el más solvente de los héroes de película. Con Hunter Killer lo reafirma, y lo hace desde un plano más maduro y preciso.
Ponerse en las botas del comandante del USS Arkansas, Joe Glass, no ha sido una tarea fácil. El actor ha trabajado intensamente hasta convertirse en ese personaje agudamente inteligente y silenciosamente osado que describía el guion.
Para entender la mentalidad de Glass, Butler viajó al submarino nuclear y pasó tiempo con antiguos comandantes de la Marina de Estados Unidos. Trabajar codo con codo junto a asesores militares le sirvió para conseguir plasmar a la perfección el estrés psicológico que sufre un marine de submarino, para captar el compañerismo que se vive en esas claustrofóbicas circunstancias y para aprender el lenguaje específico que usa la tripulación.
La transformación de Butler es total, auténtica y emocionante. Está aderezada con el imponente físico del actor y la convierte en uno de los papeles imprescindible de su carrera.
2. Tres películas en una
En Hunter Killer la acción sucede en tres escenarios completamente diferenciados y perfectamente recreados: un submarino surcando las profundidades del océano, la base rusa donde opera un equipo encubierto y los pasillos del Pentágono. Tres ambientes que potencian la sensación de estar viendo tres películas diferentes.
El equipo se esmeró especialmente en recrear hasta el mínimo detalle de los interiores de un submarino clase Virginia, el más famoso, versátil y puntero de los submarinos nucleares. Gracias a la estrecha colaboración con la Marina de Estados Unidos de la que hablábamos, aparece más real de lo que nunca antes se ha visto en el cine. Esa era la idea: que no pareciera artificial, como ocurre en otras películas del género. Para ello evitaron preciosismos, y lo presentan en toda su crudeza como la máquina bélica práctica que es.
Para la búsqueda y composición del resto de escenarios, sets y localizaciones se siguió un proceso de similar minuciosidad. Una autenticidad que se transmite al espectador y que sirvió de inspiración al reparto, equipo y asesores durante todo el proceso.
3. Acción y suspense llevadas al extremo
Hunter Killer retrata un mundo apocalíptico abocado a la guerra que se desarrolla en tres bandas: un vibrante thriller de submarinos, una expedición del equipo de Navy Seals en territorio enemigo y una sesuda batalla intelectual de los rangos militares más altos. Tensión y secretismo sin concesiones.
Como no podía ser de otra forma, la acción es un puntal de la cinta. Donovan Marsh lo sabía y la ha planificado para que resulte lo más impactante y real posible. Ataques, bombas, explosiones… fueron controladas hasta crear este apasionante e intrépido rescate que mantiene la tensión durante todo el metraje. Una joyita del género con Butler como hilo conductor.