Un joven de aspecto inofensivo llamado Carlos Robledo Puch acabó convirtiéndose en el mayor psicópata de la historia de Argentina durante la década de los 70, después de matar a once personas en apenas dos años. Una historia que inspiró a Luis Ortega para dirigir Él ángel, aunque no ha pretendido recrearla fielmente. “Luis agarró el personaje y le metió experiencias propias, hizo una ensalada con ambas vidas y las combinó con momentos que no vivieron ninguno de los dos”, explica entre risas el imberbe y debutante Lorenzo ‘Toto’ Ferro, protagonista del film junto a Chino Darín, que prácticamente pasó de las aulas a acaparar los flashes y acumular estupendas críticas por su interpretación. «Es el mejor trabajo que uno puede tener. Hay gente que se tiene que levantar todos los días a las 7 de la mañana, tomar buses y trabajar 19 horas. Soy un privilegiado, aunque un salto tan grande te puede afectar a la cabeza… No puedo salir a la calle en Argentina sin gafas y gorra», analiza sobre cómo le ha cambiado la vida.
La forma de encarar su personaje, con Robledo Puch todavía en la cárcel, fue peculiar. “Hubo un momento en que estaba empecinado en conocerle porque pensé que me iba a servir, pero después me di cuenta que era mejor ir por otro lado. Eso me hizo más libre para jugar, si te vas a la escena real tienes que imitarle”. Su padre Rafael, un afamado actor argentino, tampoco ha querido influir en su debut en la gran pantalla: «Me deja que me equivoque, y me da más consejos de la vida. Yo lo veo como un mentor, y por suerte coincidimos en muchas cosas. Y aunque hay que respetar a la familia, el día que tu padre te parezca un pelotudo y no te deje crecer hay que decirle que no estás de acuerdo».
Elegida para representar al país sudamericano en los Oscar –»sentía que era la película más fuerte del año, las otras no tenía el mismo swing, y no porque esté yo»– y producida por los hermanos Almodóvar, destaca –además de por su estética chic y la capacidad para pintar de rosa una época traumática– por la química homoérotica entre la pareja protagonista, que se gestó detrás de las cámaras. “Chino me llevaba casi todos los días a casa. A raíz de ese vínculo pudimos pasar a la acción; fumábamos en los cortes entre secuencias, mientras ensayábamos decíamos ‘ahora yo te toco el culo’… Había una confianza que evaporó cualquier miedo. Igual que hay situaciones que surgen sin explicación”, recuerda.
Esa amistad tan especial está presente en toda la película, que intercala momentos muy sensuales con algún episodio homófobo que vivió el personaje que interpreta Ferro, y que para ‘Toto’ deja una reflexión. “En ese momento, ser maricón estaba peor visto que ahora. Ellos son dos modernos, y aunque el personaje de Chino lo parece menos, luego tiene incluso sexo oral con otro hombre… ¿Cuánta gente finge ser alguien que no es?”. Y añade: “También hay un punto de admiración, del fuerte defendiendo al chiquito: es difícil de etiquetar. Es genial que la gente se pueda ver representada; yo no he tenido un amor así”.
La película El ángel se estrena hoy en cines