¡Nueva alerta terrorista! En Argentina, dos jóvenes han sido detenidos tras las sospechas sobre un atentado que querían cometer contra la comunidad gay en el país. Las alarmas saltaron cuando las fuerzas de seguridad observaron que estaban teniendo contacto con islamistas y que, además, estaban buscando datos sobre atropellamientos.
Uno de ellos era Augusto Barraza, un joven de 20 años, estudiante de enfermería, cadete y con un sueldo de 13.000 pesos (unos 315 euros). Vivía con su padre, pero llevaba meses hablando de «morir por Alá». Además, veía vídeos sobre cómo elaborar bombas caseras y acumulaba información sobre cómo atropellar a la gente. Su principal contacto islamista reside en Manchester y está siendo investigado por ser reclutador del Estado Islámico. De hecho, fue él quien le mandó hace unos días una caja con chocolates y una túnica para que se tapase hasta las piernas. Junto a él estaba Justiniano Gutiérrez, con el que había creado un grupo de Telegram llamado Islamic State.
Barraza y Gutiérrez son los dos jóvenes que activaron las alarmas de los servicios secretos y de seguridad de varios países, incluido Argentina, antes de la celebración del G-20, y fueron considerados una amenaza no neutralizada. Al mismo tiempo, ellos son los causantes de la tensión creada entre los gobiernos argentino y británico; este último emitió una alerta por posibles ataques terroristas. Desde Reino Unido se emitió un comunicado bajo de el nombre de “Consejo a viajeros” que se entregaba a los británicos que visitaban Argentina antes de llegar al país.
Los jóvenes fueron detenidos por orden del juez federal Rodolfo Canicoba Corral hace unos días, quien los estaba siguiendo desde hacía meses y los arrestó dos días después del aviso británico. La alerta sobre Barraza la aportó el FBI, cuando le envió a la AFI información del teléfono de Gutiérrez, quien fue detenido cuando estaba a punto de perpetrar un atentado en un bar de Bogotá (Colombia), “en nombre del Islam”, según las fuerzas internacionales.
En el teléfono de uno de ellos, se podían encontrar recomendaciones sobre cómo realizar un atentado. La Justicia sospecha, a partir de las pruebas adjuntadas, que Barraza y Gutiérrez tenían previsto un objetivo inmediato, que podía no ser el único: atentar con la comunidad LGTB en la marcha del Orgullo Gay que iba hacerse el sábado 10 de este mes; pero afortunadamente, un día antes fueron detenidos.
El FBI aportó vídeos del móvil de Gutiérrez en el que se pueden leer conversaciones sobre cómo realizar el atentado, haciendo especial hincapié en el coste. También, a través de escuchas telefónicas se ha contrastado las intenciones de Barraza para alquilar un camión en la empresa en la que trabajaba su padre, a través del cual podría haber cometido el atentado.
La justicia está investigando los posibles vínculos con Faisal Mostafá (Manchester, Reino Unido), de quien habría recibido la caja previamente mencionada. Este está acusado de ser un reclutador del Estado Islámico y tenía una organización benéfica que funcionaría como cobertura de sus operaciones. Por su parte, el juez Canicoba ha pedido más información a Reino Unido.
En sus últimas declaraciones ante la justicia, Barraca y Gutiérrez han negado cualquier vínculo con el terrorismo. De momento, los dos siguen detenidos y a medida de que se aproxime la reunión del G-20, el Gobierno eleva sus alertas.