El debate vuelta a estar servido en China. El Tribunal de la ciudad de Wuhu (provincia de Anhui, este de China) condenó a más de una década de prisión a una autora que ha redactado y vendido un novela de porno gay, tal y como dicta la sentencia emitida por el propio juez el 31 de octubre.
La autora, de apellido Liu, publicaba todas sus obras bajo el pseudónimo de Tianyi ha sido la causante de la polémica con su libro Gonzham, el cual se volvió viral en 2017. En ella, se narra el comportamiento sexual y obsceno ocurrido entre diferentes hombres y estaba, tal y como dictaba la acusación, «llena de actos sexuales pervertidos, como violaciones y abusos».
La publicación ha conseguido más de 7.000 libros distribuidos, lo que ha significado unas ganancia ilegales de más de 21 millones de dólares. Ilegales debido a que la producción y venta de pornografía está estrictamente prohibida en China.
La sentencia ha sido cuestionada por gran parte de la sociedad, la cual no ha tardado mucho en empezar a posicionarse. Entre ellos un sexólogo y sociólogo chino, el cual ha aprovechado la ocasión para comparar la condena de la autora con la condena que se le aplica a los violadores, a los cuales se aplican unas condenas que oscilan entre los 3 y 10 años. El resto de la sociedad, ha utilizado Wiebo (El twitter de China) para posicionarse, sobre todo, a favor de la autora.
A nivel internacional las reacciones no han tardado en llegar. Antonia Byatt, directora de PEN en Reino Unido, ha afirmado que el grupo está muy preocupado por Tiany. Del mismo modo, Sahar Halaimzai, gerente de campañas de PEN, ha asegurado que se trata de «otro episodio más de la represión draconiana de China contra la libre expresión y los derechos humanos».
La censura por parte del gigante asiático está provocando que la autoedición en el país sea una tendencia cada vez más al alza entre los escritores chinos. De hecho, cada mes se producen más de cien nuevos títulos, incluso algunos de ellos han llegado a tener tanto éxito que han sido adaptados al cine, como fue el caso de Guardian.
Respecto a la homosexualidad en China, esta se despenalizó en 1997 y se eliminó de la lista oficial de enfermedades mentales del país unos años más tarde. Aun así, los activistas LGTBI del país han denunciado que los prejuicios y la discriminación siguen igual de vigentes en el país.